11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Lo había escondido en el último de sus cajones,bajo la ropa interior. Su madre podría encontrarlo,pero <strong>eso</strong> no importaba. Lo que importaba era quesu padre nunca revisaba ese cajón. Si lo hubieravisto, la habría mirado con –aquellos ojosbrillantes, casi amistosos, paralizantes porcompleto, para preguntarle, casi cordialmente:"¿Has estado haciendo algo que no debieras, Bev?¿Estuviste haciendo algo con un muchacho?"Dijera ella que sí o que no, habría un rápido par debofetadas, tan rápido y tan duro que, en unprincipio, ni siquiera dolerían; se tardaba unossegundos hasta que el vacío se disipaba y el dolorllenaba su s<strong>it</strong>io. Y entonces, la voz de su padre otravez, casi cordial: "Me preocupas mucho, Beverly.Me preocupas muchísimo. Tienes que madurar,¿no te parece?."Bien podía ser que su padre siguiera viviendoen Derry. Allí estaba la última vez que ella tuvonoticias suyas, pero de <strong>eso</strong> habían pasado...¿cuántos años? ¿Diez? Por entonces ni siquieraestaba casada con Tom. Había recibido una postalcon la horrible estatua plástica de Paul Bunyanfrente al Centro Municipal. Esa estatua había sidoerigida en la década de los cincuenta. Era uno, delos puntos destacados de su niñez, pero la tarjetade su padre no despertó en ella nostalgias nirecuerdos; bien podría mostrar el Gateway Arch deSaint Louis o el Golden Gate de San Francisco."Espero que te vaya bien y seas buena chica –967

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!