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it-eso-stephen-king

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Cerró la caja fuerte con violencia y volvió adejar el cuadro en su s<strong>it</strong>io de un manotazo.¿Cuánto tiempo hacía que no pensaba en StanleyUris? Rich se había marchado de Derry con sufamilia en la primavera de 1960 y qué pronto sehabían desvanecido todas aquellas caras, supandilla, ese triste puñado de perdedores con sucaseta en lo que se llamaba entonces Los Barrens,"Barrens, en inglés, significa áridos, yermos"gracioso nombre para un lugar de tan lujuriosavegetación. Fingiéndose exploradores en la selva omarines luchando en los archipiélagos del Pacíficotomados por los japoneses, fingiéndoseconstructores de presas, vaqueros, hombres delespacio en un mundo selvático, fingiéndose todo loque a uno se le puede ocurrir, pero no olvidemosde qué se trataba en realidad: se trataba deesconderse. Esconderse de los matones.Esconderse de Henry Bowers y de Victor Criss y deBelch Huggins y de todos los demás. Qué hatajo deperdedores habían sido: Stanley Uris con sunarizota de chico judío; Bill Denbrough, que nopodía decir otra cosa que "Haiio, Silver!" sintartamudear; Beverly Marsh, con sus moretones ysus cigarrillos ocultos en las mangas de la blusa;Ben Hanscom, tan enorme que parecía la versiónhumana de Moby Dick y Richie Tozier, con susgafas gruesas y sus excelentes calificaciones y suboca sabihonda y su cara pidiendo que latransformasen a golpes en formas nuevas y117

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