11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Alcanzó a Bill en el momento en que éste seponía en cuclillas para mirar bajo el porche. En eseextremo no había verja; alguien, algún vagabundo,la habría arrancado tiempo atrás, para refugiarseallí abajo, donde no llegara la nieve del invierno, lafría lluvia otoñal ni los chubascos de verano.Richie se agachó a su lado, con el corazónpalp<strong>it</strong>ando como un tambor. Bajo el porche nohabía sino montones de hojas podridas, periódicosamarillentos y sombras. Demasiadas sombras.—Bill –rep<strong>it</strong>ió.—¿Qué? –Bill había vuelto a sacar la Waltherde su padre.Retiró el cargador y tomó cuatro balas de subolsillo. Las cargó una a una, mientras Richie leobservaba, fascinado. Cuando volvió a mirar bajoel porche, reparó en algo más. Había vidrios rotos.Fragmentos de vidrio que refulgían débilmente. Elestómago de Richie se retorció dolorosamente. Noera ningún estúpido, y comprendía que ese detallevenía a confirmar el relato de Eddie. Si habíaastillas de vidrio entre las hojas fermentadas, bajoel porche, la ventana había sido rota desde dentro,desde el sótano.—¿Q–qué? –preguntó Bill, otra vez, levantandola mirada hacia él.Su cara estaba pálida. Al mirar ese rostrodecidido, Richie arrojó mentalmente la toalla.642

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!