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it-eso-stephen-king

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un estribo con las de él y así llegué hasta la ventanapara ayudar a Dick. Cuando cargué con su p<strong>eso</strong>, elestómago apoyó contra el edificio, y fue comoapoyarla contra un horno. Apareció la cara deDick; por unos segundos creí que no podríamossacarlo. Había respirado un montón de humo yestaba a punto de desmayarse. Tenía los labiospartidos y la espalda de la camisa le ardía.Y entonces estuve a punto de soltarlo, porqueme llegó el olor de la gente que se quemaba dentro.Algunos dicen que el olor de carne humanachamuscada es como el de costillas de cerdoasadas, pero no es así. Es parecido a lo que se huelecuando terminan de castrar potros. Encienden unbuen fuego y arrojan todo <strong>eso</strong> allí, y cuando elfuego se aviva se oye que las pelotas de caballorevientan como castañas, y así huele la gentecuando empieza a cocinarse dentro de la ropa. Olí<strong>eso</strong> y comprendí que no iba a soportar muchotiempo, así que tiré una vez más con fuerza, y Dicksalió. Había perdido un zapato.Perdí apoyo en las manos de Trev y caí. Dickcayó encima de mí. ¡Ese negro piojoso tenía unacabeza muy dura! Quedé casi sin aliento por unossegundos, rodando y sujetándome la barriga.Al fin pude ponerme de rodillas y luego de pie.Y entonces vi esas figuras que corrían hacia laarboleda. Al principio creí que eran fantasmas;después les vi los zapatos. Por entonces había tanta799

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