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it-eso-stephen-king

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Y piensa: "Si pudiera al menos decirlo en vozalta, decirlo sin tartamudear, podría romper estailusión..."—Esto no es una ilusión, niño estúpido; "es laeternidad. Mi eternidad, y estás perdido en ella,perdido para siempre. Nunca hallarás el camino deregr<strong>eso</strong>; ahora eres eterno y estás condenado avagar en la negrura... después de que me hayasvisto cara a cara".Pero allí había algo más. Bill lo percibía, losentía, hasta podía olerlo. Una gran presencia en laoscuridad. Una Forma. No sintió miedo, sino unrespeto sobrecogedor. Aquello era un poder queempequeñecía el poder de "Eso" y Bill sólo tuvotiempo de pensar: "Por favor, seas quien seas,recuerda que soy muy pequeño..."Corrió hacia aquello y vio que se trataba de unagigantesca tortuga con el caparazón blindado demuchos colores deslumbrantes. Su antiquísimacabeza de reptil asomó lentamente y Bill creyósentir una vaga sorpresa despectiva por parte de lacosa que lo había arrojado hasta allí. Los ojos de latortuga eran bondadosos. Bill se dijo que era lomás antiguo que uno pudiese imaginar, muchísimomás antigua que "Eso", que aseguraba ser eterna.—¿"Qué eres tú?—Soy la Tortuga, hijo. Yo hice el universo, perono me culpes por <strong>eso</strong>, por favor; me dolía labarriga.1826

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