11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Vamos a... –comenzó Richie.En ese momento se abrió la puerta de laescalera, con un violento estruendo, dejando pasarla blanca luz del día.Los dos chicos gr<strong>it</strong>aron.Richie oyó gruñidos como de un animal salvajeenjaulado. Vio que unos mocasines descendían porlos peldaños. Más arriba había unos vaquerosdesteñidos... manos que se balanceaban...Pero no eran manos... sino garras. Enormesgarras deformes.—¡T–t–trepa por el c–c–carbón! –aulló Bill.Pero Richie estaba petrificado. Súb<strong>it</strong>amentesupo qué era aquelLo, lo que iba a matarlos en esesótano que apestaba a tierra húmeda y a vinobarato. Lo sabía, pero neces<strong>it</strong>aba verlo.—¡Ha–ha–hay una ve–ventana a–a–ahí arriba!Las garras estaban cubiertas de esp<strong>eso</strong> pelopardo, los dedos terminaban en uñas melladas. Porfin, Richie vio una chaqueta de seda negra, conribetes naranja: los colores de la secundaria deDerry.—¡Ve–ve–vete! –vociferó Bill, dando a Richieun fuerte empujón.Richie cayó despatarrado en el carbón. Susaristas se le clavaron dolorosamente abriéndosepaso a través de su aturdimiento. Hubo avalanchasbajo sus pequeñas manos. Aquellos gruñidos646

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!