11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

chillando con aspereza. No una docena ni dosdocenas: por un momento los pájaros oscurecierontanto el cielo que borraron el sol. Otra bestia pasó atoda velocidad por entre los matorrales. Y variasmás. Richie giró en redondo, con el corazónpalp<strong>it</strong>ándole en el pecho, y vio algo similar a unantílope que pasaba como un relámpago."Algo va a pasar y ellos lo saben."Las aves desaparecieron. Probablementehabían aterrizado en masa, más al sur. Otro animalpaso ruidosamente junto a ellos... y otro más.Después se hizo el silencio, salvo el incesanterumor del Kenduskeag. Ese silencio tenía unacualidad de espera, una cualidad preñada que aRichie no le gustó. Sintió que se le erizaban lospelos de la nuca y buscó a tientas la mano, de Mike.—¿Sabes dónde estamos? –preguntó, a gr<strong>it</strong>os–.¿Tienes la palabra?—¡Sí, por Dios! –gr<strong>it</strong>ó Mike, ¡La tengo! ¡Esto esel pasado! ¡Richie! ¡El pasado!Richie asintió. El pasado de tiempos remotos,cuando todos vivíamos en la selva y nadie vivía enotra parte. Estaban en Los Barrens tal como habíansido sabe Dios cuántos miles de años atrás.Estaban en algún pasado imposible de imaginar,antes de la edad de hielo, cuando Nueva Inglaterraera tan tropical como hoy lo es Sudamérica... si aúnexistía el hoy. Volvió a echar un vistazo, nervioso;casi esperaba ver la cabeza de un brontosaurio,1301

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!