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it-eso-stephen-king

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Beverly salió trabajosamente de debajo delcamión y se aferró a una enorme rueda paraincorporarse. Se golpeó la espalda con elparachoques delantero, pero un momento despuéscorría de nuevo rumbo a Up–Mile Hill, con la ropamanchada de grasa y apestando. Al mirar haciaatrás vio que las manos de su padre, sus brazospecosos, salían de debajo de la cabina del camióncomo garras de algún monstruo de la niñez.A toda prisa, casi sin pensar, Beverly se arrojópor el espacio abierto entre el depós<strong>it</strong>o Feldinan yel anexo de Tracker Hermanos. Ese pasaje,demasiado estrecho para merecer el nombre decallejón, estaba lleno de cajones rotos, hierbas,girasoles y más basura, por supuesto. Beverly sezambulló tras un montón de cajones y permanecióallí, agazapada. Poco después vio que su padrepasaba por la boca del pasaje subiendo la loma.Se levantó y corrió hacia el otro extremo delpasaje donde había un alambrado. Trepó por allícomo un mono y bajó por el otro lado. Ahoraestaba en terrenos del Seminario Teológico deDerry. Corrió por el pulcro césped trasero y dio lavuelta al edificio. Alguien, dentro, estaba tocandoen el órgano– una pieza clásica. Las notas parecíangrabar en el aire quieto su agradable calma.Entre el seminario y Kansas Street había unseto alto. Beverly miró a través de él y vio a supadre al otro lado de la calle, jadeante, con1577

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