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it-eso-stephen-king

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estás?—Muy bien, Gran Bill –le respondió tratandode sonreír.—Menudo día ayer –comentó Mike.Detrás de su voz r<strong>eso</strong>naban los truenos. Ni elvelador ni la lámpara del cielo raso estabanencendidas y todos parecían desvanecerse y volvera aparecer en esa luz morada. Eddie imaginó esamisma luz cayendo sobre todo Derry, en el parqueMcCarron, entrando por los agujeros del techo delPuente de los B<strong>eso</strong>s, dando al Kenduskeag unaspecto de vidrio empañado. Pensó en loscolumpios que permanecían inmóviles, detrás de laescuela, mientras las nubes se amontonaban, cadavez más altas. Pensó en esa luz amarilla yatronadora y en el silencio, como si toda la ciudadestuviese dormida... o muerta.—Sí –dijo–, menudo día.—M–m–mis vi–viejos irán al ci–cicine p–p–pasado ma–mañana por la nnnoche –dijo Bill–. C–c–cambia la p–p–programación. Entttoncesaprovecharemos p–p–para ha–a–acer los b–b–b...—Balines de plata –dijo Richie.—¿Pero no íbamos...?Es mejor así –dijo Ben–. Sigo creyendo quepodríamos haber hecho balas, pero no basta concreer. Si fuésemos adultos... entonces...—Oh, sí, el mundo sería una joya si fuésemos1385

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