11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

discos, sin causar problemas. Cuando Ricky Leecerró La Rueda, él volvió a su casa y se colgó de sucinturón en una viga de la planta alta. GreshamArnold tenía los mismos ojos de Ben Hanscom,aquella noche.—¿Así que estoy asustándote un poco? –preguntó Hanscom, sin apartar la vista de la jarra ycruzó pulcramente las manos frente a aquellos tresdólares de plata–. Es probable. Pero no estarás tanasustado como yo, Ricky Lee. Pide a Dios quenunca te deje estar tan asustado.—Bueno, pero ¿qué pasa? –preguntó RickyLee–. A lo mejor... A lo mejor puedo echarle unamano.—¿Qué pasa? –Ben Hanscom se echó a reír–.Bueno, no mucho. Esta noche recibí una llamadade un viejo amigo. Un tío llamado Mike Hanlon.Me había olvidado completamente de él, Ricky Lee,pero <strong>eso</strong> no me asustó tanto. Después de todo, nosconocimos en la infancia y los chicos olvidan,¿verdad? Por supuesto. Apuesto mi pellejo. Lo queme asustó fue que, a medio camino hacia aquí, medi cuenta de que no sólo me había olvidado deMike, sino también de mi infancia.Ricky Lee se lim<strong>it</strong>ó a mirarlo. No comprendía loque ese hombre estaba diciendo, pero se veíaasustado, <strong>eso</strong> sí. No cabía duda. Parecía extraño enBen Hanscom, pero era cierto.—Te digo que había olvidado todo –dijo,137

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!