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it-eso-stephen-king

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admiró, la hizo girar de un lado a otro apreciandolos guiños del sol sobre la superficie cromada.Entonces Belch lo tomó del brazo, siseando:—Mira <strong>eso</strong>, Henry. ¡Por todos los diablos! ¡Mira<strong>eso</strong>!Henry miró y sintió que la clara luz delentendimiento estallaba sobre él: una seccióncuadrada del suelo se estaba levantando como porarte de magia dejando al descubierto un hueco d<strong>eso</strong>mbras bajo ella. Por un momento sintió unasacudida de terror al pensar que allí podría estar eldueño de la voz... porque estaba seguro de que"Eso" vivía debajo de la ciudad. Entonces oyó elchirriar de la tierra en las bisagras y locomprendió. Si no habían podido descubrir la casadel árbol era porque no existía.—Por Dios, estuvimos encima de ellos –gruñóVictor.En cuanto apareció la cabeza de Ben en laescotilla cuadrada, en el centro del claro, Victorhizo ademán de lanzarse a la carga. Henry losujetó.—¿No los vamos a coger, Henry? –preguntóVictor, mientras Ben salía.—Los cogeremos –aseguró Henry, sin apartarlos ojos de aquel odioso gordo. Otro que pateabalas pelotas. "Te voy a patear las pelotas tan arribaque vas a usarlas de pendientes, mald<strong>it</strong>o gordo. Yaverás"–. No te preocupes.1643

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