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it-eso-stephen-king

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Después se acostó y cruzó los brazos detrás de lacabeza, el cigarrillo entre los dientes.—El sabor de la calidad –dijo, rep<strong>it</strong>iendo lapropaganda de esa marca. Después giró la cabezapara mirar a Eddie con un guiño–. ¿Verdad, Eds?Eddie vio que Ben lo miraba con una mezcla deadmiración y cautela. Era comprensible. Él conocíaa Richie Tozier desde hacía cuatro años, pero aúnno lo entendía. Richie sacaba nueves y dieces en suboletín de calificaciones, pero también regulares ydeficientes en conducta. El padre armaba unescándalo y la madre lloraba cada vez que pasaba<strong>eso</strong>. Entonces Richie juraba portarse mejor ycumplía... por quince o veinte días. El problemaera que Richie no podía quedarse quieto más de unminuto seguido; en cuanto a mantener la bocacerrada, jamás. Allí abajo, en Los Barrens, <strong>eso</strong> no leprovocaba problemas, pero Los Barrens no eran laTierra de Nunca Jamás. Ellos sólo podían ser losNiños Salvajes por unas pocas horas diarias (laidea de que un niño salvaje llevara un inhalador enel bolsillo trasero hizo sonreír a Eddie). Lo únicomalo de Los Barrens era que uno siempre tenía queirse. Allá fuera, en el mundo adulto, las tonteríasde Richie siempre causaban líos... entre losadultos, lo cual era grave, y entre tipos como HenryBowers, lo que era todavía peor.Su llegada, esa tarde, había sido un ejemploperfecto. Ben apenas había tenido tiempo de decir512

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