11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

chorreando sobre la única camisa limpia que mequedaba.—¡No lo ves, porque algún estúpido lo rellenó!–me gr<strong>it</strong>a. Pero sonreía, y me di cuenta de queestaba disfrutando–. Y lo que vas a hacer, caraculo,es sacar toda la tierra de mi agujero. ¡Ahora!Así que me puse a cavar, por más de dos horas,y muy pronto estaba metido en ese agujero hasta labarbilla. El último medio metro era arcilla; cuandoterminé estaba con el agua hasta los tobillos y teníalos zapatos empapados.—Salga de ahí, Hanlon –me dice el sargentoWilson. Estaba sentado en la hierba, fumando uncigarrillo. No me ofreció ninguna ayuda. Yo estabaperdido de pies a cabeza, para no mencionar lasangre sobre mi camisa. Se levantó y señaló elagujero.—¿Qué ves allí, negro? –preguntó.—Su agujero, sargento Wilson –digo.—Bien, he decidido que no lo quiero. No quieroningún agujero hecho por un negro. Vuelva a echarla tierra, soldado Hanlon.Así que volví a rellenarlo. Cuando terminéestaba poniéndose el sol y empezaba a hacer frío.Él se acercó a mirar en cuanto di los últimos golpesde pala a la tierra para asentarla.—¿Y ahora qué ves, negro? –preguntó.—Un montón de tierra, señor –dije.757

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!