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it-eso-stephen-king

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El payaso le sujetó el brazo.Y entonces George vio cómo la cara del payasose convertía en algo tan horripilante que lo peorque había imaginado sobre la cosa del sótanoparecía un dulce sueño. Lo que vio destruyó sucordura de un zarpazo.—Flotan –croó la cosa de la alcantarilla con unavoz que reía como entre coágulos.Sujetaba el brazo de George con su puño gru<strong>eso</strong>y agusanado. Tiró de él hacia aquella horribleoscuridad por donde el agua corría y rugía yaullaba llevando hacia el mar los desechos de latormenta. George intentó apartarse de esa negruradefin<strong>it</strong>iva y empezó a gr<strong>it</strong>ar como un loco hacia elgris cielo otoñal de aquel día de otoño de 1957. Susgr<strong>it</strong>os eran agudos y penetrantes y a lo largo detoda la calle, la gente se asomó a las ventanas ysalió a los porches.—Flotan –gruñó la cosa–, flotan, Georgie. Ycuando estés aquí abajo, conmigo, tú tambiénflotarás.El hombro de George chocó contra el bordillo.Dave Gardener, que ese día no había ido a trabajaral Shoeboat debido a la inundación, vio sólo a unniño de impermeable amarillo, un niño que gr<strong>it</strong>abay se retorcía en el arroyo mientras el agua lodosa lecorría sobre la cara haciendo que sus alaridossonaran burbujeantes.25

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