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it-eso-stephen-king

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incorporarse, el cable del teléfono se le hundió enel gordo cuello.—Quítame esta porquería, Beverly –dijo.Ella se apresuró a levantarse y rodeó la camasosteniendo el cable en alto. Su cabello pelirrojoflotaba sobre el camisón en ondas naturales casihasta la cintura. Pelo de prost<strong>it</strong>uta. Sus ojos nobuscaron, balbuceantes, la cara de Tom paraaveriguar cuál era su estado emocional y a TomRogan <strong>eso</strong> no le gustó. Se incorporó. Comenzaba adolerle la cabeza. Mierda. Probablemente le habíaestado doliendo antes, pero mientras uno duermeno se da cuenta.Entró en el baño, orinó durante tres horas,según le pareció y luego decidió, puesto que estabalevantado, tomar otra cerveza para tratar de anularla inminente resaca.Al cruzar el dorm<strong>it</strong>orio rumbo a la escalera conlos calzoncillos blancos que flameaban como velasbajo su considerable tripa (parecía más unestibador que el gerente general de BeverlyFashions, S.A.), miró por encima del hombro ygr<strong>it</strong>ó, fastidiado:—Si es esa marimacho de Lesley, dile que sebusque alguna modelo que devorar y que nos dejedormir.Beverly levantó la vista, sacudió la cabeza paraindicar que no se trataba de Lesley y volvió a mirarel teléfono. Tom sintió que los músculos del cuello177

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