11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

de todo lo que se había sacrificado por él?—Estuve hablando con el doctor Handor y élme asegura que vas a quedar perfectamente bien –dijo Sonia, sentándose en una silla junto a lacama–. Claro que, si se presenta el menorproblema iremos a ver a un especialista dePortland. Hasta de Boston, si hace falta.Sonrió, como si otorgase un gran favor. Eddieno le devolvió la sonrisa. Y seguía sin responder.—¿Me oyes, Eddie?—Has echado a mis amigos –rep<strong>it</strong>ió él.—Sí reconoció ella finalmente. También dospodían jugar a aquel juego. Le devolvió la mirada.Pero entonces ocurrió algo terrible: los ojos deEddie parecieron crecer... Las motas grises de suiris parecían moverse, como nubes de tormenta.Sonia cobró súb<strong>it</strong>a conciencia de que el chico noestaba encaprichado ni con un berrinche ni nadade <strong>eso</strong>. Estaba furioso con ella... y Sonia, de pronto,tuvo miedo, porque en esa hab<strong>it</strong>ación parecíahaber algo más, aparte de su hijo. Bajó la vista yabrió torpemente su bolso en busca de un pañuelo.—Sí, los eché –dijo. Descubrió que su vozsonaba fuerte y decidida... mientras no lo mirara–.Has sufrido una herida grave, Eddie. No neces<strong>it</strong>asvis<strong>it</strong>as, descontando la de tu madre. Y no neces<strong>it</strong>asvis<strong>it</strong>as como ellos en tu vida. Si no hubiese sido porellos ahora estarías en casa viendo televisión o1372

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!