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it-eso-stephen-king

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antes. Así como el viejo hosp<strong>it</strong>al había sidoahogado por el hormigón armado y el vidrio, así elniño que Bill conociera había sido ahogado por losacc<strong>eso</strong>rios inev<strong>it</strong>ables de la edad adulta. Teníaarrugas en la frente, surcos en las comisuras de laboca que le llegaban casi a la barbilla y el pelo se leestaba agrisando sobre las orejas. Pero así como elviejo hosp<strong>it</strong>al, aunque sofocado, seguía estandoallí, así también estaba el niño que Bill conocía.Mike alargó la mano.—Bienvenido a Derry, Gran Bill.Bill, sin prestar atención a la mano, abrazó aMike. Su amigo le devolvió el abrazo con firmeza.—Nosotros nos ocuparemos de lo que va mal,Mike, sea lo que sea –dijo Bill. Oyó en su gargantael sonido áspero de las lágrimas, pero no leimportó–. Ya lo derrotamos una vez. Pp–podemoshacerlo otra v–v–vez.Mike se apartó, sujetándolo con los brazosestirados; aunque seguía sonriendo habíademasiado brillo en sus ojos. Sacó un pañuelo y selos enjugó.—Claro, Bill –dijo–. Seguro.—¿Quieren seguirme, caballeros? –preguntó lamujer.Era una sonriente oriental que vestía undelicado kimono rosa con un dragón de colaenroscada. Llevaba el pelo oscuro recogido en un827

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