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it-eso-stephen-king

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Caminaba lentamente hacia ella, cruzando lasala con expresión pensativa, triste, mortífera.Beverly no quiso ver, <strong>eso</strong> último, pero allí estaba,como el brillo ciego del polvo en el agua estancada.Se mordisqueaba pensativamente un nudillo de lamano derecha. Vestía su uniforme verde caqui. Lachica, al bajar la mirada, vio que sus zapatosestaban dejando huellas en la alfombra de sumadre. "Tendré que sacar la aspiradora –pensó– ylimpiar <strong>eso</strong>. Si él me deja en condiciones delimpiar. Si..."Era barro. Barro negro. La mente de Bevvie sedesvió de un modo alarmante. Había estado en LosBarrens, con Bill, Richie, Eddie y los otros. Allá, enLos Barrens, el barro era negro y viscoso como elque su padre tenía en los zapatos, en ese lugarpantanoso donde crecían las cañas que Richiellamaba bambúes. Cuando soplaba viento, lascañas repiqueteaban con un sonido hueco, comotambores de vudú. ¿Era posible que su padrehubiera estado en Los Barrens? ¿Que su padre...?¡"Wac"!La mano del hombre se disparó hacia abajo y legolpeó en plena cara. Su cabeza volvió a golpearcontra la pared. El padre enganchó los pulgares enel cinturón y la miró con una extraña curiosidad.distante. Ella sintió que un hil<strong>it</strong>o de sangre lecorría, caliente, desde la comisura izquierda dellabio inferior.1562

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