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it-eso-stephen-king

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músculos en diapasones.Crecía. Crecía.Venía del cielo. Contra su voluntad, pero sinpoder ev<strong>it</strong>arlo, Richie levantó la cara. El sol era unamoneda fundida que quemaba un círculo en lacapa de nubes bajas, rodeada por un fantasmalhalo de humedad. Abajo, ese tajo verde y fértil queeran Los Barrens permanecía en completo silencio.Richie creyó comprender qué era aquella visión:estaban por presenciar el advenimiento de "Eso".La vibración adquirió voz: un rugido r<strong>eso</strong>nanteque fue creciendo hasta aturdir. Richie se cubriólos oídos con las manos y gr<strong>it</strong>ó, pero no oyó supropio gr<strong>it</strong>o. Mike Hanlon, a su lado, estabahaciendo lo mismo y Richie vio que sangraba por lanariz.Al oeste, las nubes se encendieron con uncapullo de fuego rojo. Avanzó hacia ellos, dejandoun rastro y fue ensanchándose de arteria a arroyo,a río de ominoso color y entonces, cuando unobjeto ardiente cayo atravesando la capa de nubes,llegó el viento. Era caliente y chamuscante, llenode humo; sofocaba. La cosa del cielo eragigantesca, como una cabeza de cerilla encendida,cuyo fulgor casi impedía mirarla. De ella sedesprendían arcos de electricidad, látigos azulesque dejaban truenos a su paso.—¡Una nave espacial! –vociferó Richie, cayendode rodillas, cubriéndose los ojos con las manos–.1303

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