11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nublado. En ese momento, unas gotas de lluviagolpearon el parabrisas. La radio murmuraba algosobre un paciente fugado de un asilo paraenfermos mentales, que parecía muy peligroso,después siguió murmurando sobre los Red Sox quede peligrosos no tenían nada. Chaparronesaislados, después aclarando. Cuando BarryManilow empezó a gemir por mandy, que venía ydaba sin tomar nada, el taxista apagó la radio.—¿Cuándo los construyeron?—¿A los bancos?—Sí.—A finales de los años sesenta o principios delos setenta, casi todos –dijo el taxista. Era unhombre grande de cuello enrojecido. Llevaba unacazadora a cuadros rojos y negros y una gorra colornaranja fosforescente en la cabeza–. Consiguieronese dinero para renovación y lo usaron paraderribar todo. Vinieron los bancos. Creo que eranlos únicos que podían venir. Menuda porquería,¿no? Renovación urbana, lo llaman. Renovación,una mierda, digo yo. Y perdone mi lengua, si ustedes religioso. Se habló mucho de que iban arev<strong>it</strong>alizar el centro de la ciudad. ¡Ja, bon<strong>it</strong>arev<strong>it</strong>alización! Derribamos casi todos los negociosde antes y pusieron un montón de bancos yaparcamientos. Y nadie encuentra un mísero s<strong>it</strong>iopara aparcar. Habría que colgar a todo el ConcejoMunicipal de los cojones, <strong>eso</strong> es lo que habría que818

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!