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it-eso-stephen-king

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parecía a Rodan, pero él percibía que era suespír<strong>it</strong>u que se elevaba desde el sótano de lafundición K<strong>it</strong>chener como de una horrible caja d<strong>eso</strong>rpresas. Tropezó y cayo, pero se levantó paravolver a correr.Aquel graznido extraño, entre zumbante ygorjeante, volvió a dejarse oír. Una sombra locubrió y al levantar la mirada vio que el ave habíapasado a metro y medio por encima de su cabeza.Abría y cerraba su pico amarillento descubriendola rosada superficie interior. Giró otra vez endirección a Mike. El viento que generaba le barrióla cara trayendo consigo un olor seco ydesagradable: polvo de buhardillas, antigüedadesmuertas, almohadones podridos.Mike se desvió hacia la izquierda. Entoncesvolvió a ver la chimenea caída. Corrió en esadirección. El ave graznó dejando oír el aleteo desus alas. Parecían velámenes. Algo golpeó a Mikeen la nuca y un fuego ardoroso le corrió hasta elcuello. Sintió que se esparcía como sangrecomenzando a gotear por el cuello de su camisa.El ave volvió a girar para cogerlo con sus garrasy llevárselo como si fuera un ratón. Queríallevárselo a su nido. Quería comérselo.Mientras volaba hacia él, en picado, conaquellos ojos negros, horriblemente vivos, fijos enél, Mike giró bruscamente hacia la derecha. El aveno lo alcanzó por muy poco. El hedor de sus alas476

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