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it-eso-stephen-king

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quién se iría y quién se quedaría? ¿Fue cuestión desuerte, de fatalidad, de "Eso", de algún otro? No losé. Pero no tuvo nada que ver con nosotros, loschicos. Así que no insistáis con <strong>eso</strong>.—¿No estás... resentido? –preguntó Eddie.—He estado demasiado ocupado paraalmacenar resentimiento –explicó Mike–. Pasémucho tiempo observando y esperando. Observabay esperaba aun antes de darme cuenta de que lohacía, pero en los últimos cinco años, he estado enuna especie de alerta roja. Desde principios de añollevo un Diario. Y cuando uno escribe, piensamás... o tal vez más específicamente. Una de lascosas de las que me he estado ocupando es delcarácter de "Eso". "Eso" cambia; lo sabemos. Creoque también manipula, y deja su marca en la gente,sólo por la naturaleza de lo que es, tal como el olorde un zorrino queda en la piel aun después de unlargo baño, si ha vaciado su vejiga cerca de uno. Asícomo el saltamontes escupe su jugo en la palma delque lo toma en la mano.Mike se desabotonó lentamente la camisa yabrió los bordes. Todos pudieron ver marcas decicatrices en la suave piel parda de su pecho, entrelas tetillas.—Tal como las garras dejan cicatrices –agregó.—El hombre lobo –dijo Richie, casi gimiendo–.¡Oh, cielos, Gran Bill, el hombre lobo! Cuandovolvimos a Neibolt...882

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