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it-eso-stephen-king

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ecuerda <strong>eso</strong>, y recuerda también que, una vezcontadas todas las historias, los otros lo miraron.Buscaban que él les dijera qué hacer acontinuación, cómo proceder, y él, simplemente,no lo sabía. El no saberlo le produjo una especie dedesesperación.En este momento, al mirar la sombra de Mike,estirada y grande en la pared de madera oscura, l<strong>eso</strong>breviene una súb<strong>it</strong>a certeza: si no lo supo enaquella oportunidad fue porque el grupo no estabacompleto aún, aquel 3 de julio por la tarde. Laintegración se cumplió más tarde, en el foso degrava abandonada detrás del vertedero, por dondese podía salir de Los Barrens trepando fácilmentepor cualquiera de los dos lados: las calles Kansas oMer<strong>it</strong>. En realidad, en el s<strong>it</strong>io exacto donde estabaahora la elevación de la ruta interestatal. El foso degrava no tenía nombre; era viejo sus costadosdesmigajados estaban llenos de hierbas y matojos.Allí aún había municiones de sobra, más quesuficientes para una apocalíptica batalla apedradas.Pero antes de <strong>eso</strong>, en la ribera del Kenduskeag,él no había sabido qué decir. ¿Qué pretendían quedijera? ¿Qué quería decir él? Recuerda habermirado todas las caras, una a una: la de Ben, la deBev, la de Eddie, la de Stan, la de Richie. Yrecuerda música. L<strong>it</strong>tle Richard. "Juomp–bomp–a–lompbomp..."1128

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