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it-eso-stephen-king

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De pronto, una de aquellas cosasmoluscosdesplegó alas de insecto. Antes de que Patrickpudiese captar el simple hecho, el ser había voladopor el espacio abierto entre la nevera y el brazoizquierdo de Patrick. Lo golpeó allí con un sonidohueco. Hubo un instante de ardor que pasóenseguida. Patrick sentía el brazo como siempre...pero la carne pálida de aquella especie de moluscose puso rosa y luego, con súb<strong>it</strong>a brusquedad, roja.Aunque Patrick no tenía miedo de casi nada, enel sentido que hab<strong>it</strong>ualmente se da a la palabra (esdifícil temer a las cosas que no son reales), habíaalgo que lo llenaba de asco y repulsión. A los sieteaños, cierto cálido día de agosto, había descubierto,al salir del lago Brewster, que tenía cuatro o cincosanguijuelas adheridas a su estómago y suspiernas. Gr<strong>it</strong>ó hasta quedar ronco, mientras supadre se las desprendía.Ahora, en un mortífero arrebato de inspiración,comprendió que aquello eran extrañas sanguijuelasvoladoras. Habían invadido su nevera.Patrick empezó a aullar mientras golpeabaaquella cosa pegada a su brazo, ya hinchada casicomo una pelota de tenis. Al tercer golpe, la cosa seabrió repugnantemente. La sangre, "su" sangre, lechorreó desde el codo a la muñeca, pero la cabezadel bicho, una especie de gelatina sin ojos, seguíaprendida. En cierto modo, era como la estrechacabeza de un pájaro que terminaba en una1437

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