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it-eso-stephen-king

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había un muro, lo sintió, lo percibió en laoscuridad, el muro del lím<strong>it</strong>e final y más allá la otraforma, los fuegos fatuos...—"No me hables, hijo, y no hables contigomismo; estás desprendiéndote, muerde si teatreves, si quieres, si eres valiente, si puedessoportarlo... ¡Muerde, hijo"!Bill mordió con fuerza; no con sus dientes sinocon la dentadura de su mente.Bajando la voz a un registro más grave (enrealidad, adoptó la voz de su padre, aunque se iríaa la tumba sin saberlo; algunos secretos nunca sesaben y probablemente es mejor así), gr<strong>it</strong>ó:—¡"Golpea exhausto el poste tosco y recto einsiste infausto que ha visto los espectros! ¡Ahorasuéltame"!Sintió en su mente el gr<strong>it</strong>o de "Eso", un alaridode rabia frustrada y arrogante.... pero también eraun alarido de miedo y dolor. "Eso" no estabahab<strong>it</strong>uada a ser derrotada; nunca le había ocurridosemejante cosa y hasta los momentos másrecientes de su existencia, tampoco habíasospechado que fuera posible.Bill la sintió debatirse; ya no tiraba de él:"empujaba", tratando de apartarlo.—¡"Golpea exhausto el poste tosco y recto, hedicho!—¡Basta!1832

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