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it-eso-stephen-king

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—¡Que sí! –exclamó Ben–. ¡Voy a contestar quesí! ¡Claro! ¡Copia todo lo que quieras!La punta de la navaja se apretó contra suestómago. Estaba fría como una cubeta reciénsalida del congelador. Ben hundió la panza. Por unmomento el mundo se puso gris. Henry movía laboca, pero Ben no llegaba a entender lo que estabadiciendo. Era como un televisor con el sonido almínimo. Y el mundo flotaba, flotaba..."¡No vayas a desmayarte! –chilló su mente,presa del pánico–. ¡Si te desmayas es capaz dematarte!"El mundo volvió a una especie de foco. Ben vioque tanto Belch como Victor habían dejado de reír.Parecían nerviosos, casi asustados. Eso tuvo elefecto de una bofetada reanimadora. Ben pensó:"Ahora, de pronto, no saben qué va a hacer Henry,de qué es capaz. Las cosas están tan mal comopensabas, tal vez peor. Tienes que usar la cabeza.Aunque nunca lo hayas hecho, aunque no vuelvas ahacerlo, ahora tienes que pensar. Porque en susojos se ve que los otros tienen motivos parasentirse nerviosos. En sus ojos se ve que está másloco que una cabra."—Esa respuesta está mal, Tetas –dijo Henry–.Si alguien, cualquiera, te pide que lo dejes copiar,me importa una mierda que lo hagas. ¿Entendido?—Sí –dijo Ben, con el estómago sacudido porlos sollozos–. Sí, entiendo.334

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