11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¡Qué, diquec<strong>it</strong>o de mierda!¿Diquec<strong>it</strong>o? O tal vez Victor había dicho "¡Dije"ch<strong>it</strong>o", mierda!"—¡Vamos a romperlo! –propuso Belch.Hubo chillidos de protesta, seguidos por ungr<strong>it</strong>o de dolor. Alguien se echó a llorar. No habíanpodido atraparlo a él, pero allí tenían a otro grupode niños pequeños con los que descargar su furia.—Sí, rompámoslo dijo Henry.Chapoteos. Chillidos. Sonoras carcajadas deBelch y Victor. Un gr<strong>it</strong>o furioso de uno de losniños.—No fastidies, tartamudo imbécil –dijo HenryBowers.Se oyó un fuerte chasquido. El ruido del agua sehizo más fuerte y rugió por un instante, pararetomar su plácido gorgoteo. De pronto, Bencomprendió. Diquec<strong>it</strong>o, sí, <strong>eso</strong> había dicho Victor.Los niños (él había tenido la impresión de quehabía dos o tres) estaban construyendo un dique.Henry y sus amigos acababan de destrozarlo. Bencreyó adivinar quién era uno de los niños. El único"tartamudo imbécil" del que tenía noticias era BillDenbrough, que estaba en el otro quinto curso.—¡No tenías por qué hacer <strong>eso</strong>! –protestó unavoz débil y temerosa. Ben la reconoció también,aunque no pudo ponerle rostro de inmediato–.¿Por qué lo habéis hecho?351

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!