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it-eso-stephen-king

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Cogió uno de los trapos limpios y volvió albaño. Antes de empezar a limpiar ajustó el tapónde goma en el sumidero para cerrar aquel ojo. Lasangre estaba fresca y fue fácil limpiarla. Siguió suspropias huellas limpiando las grandes gotas en ellinóleo. Después enjuagó el paño y lo estrujó.Cogió un segundo trapo para limpiar la cintamétrica. La sangre estaba espesa, viscosa. En doss<strong>it</strong>ios había formado coágulos oscuros.Aunque la sangre sólo cubría los últimos dosmetros, o menos, ella limpió la cinta en toda sulong<strong>it</strong>ud, para retirar cualquier rastro de su pasopor las tuberías. Luego la guardó en el armario yllevó los dos trapos sucios a la parte trasera delapartamento.La señora Doyon seguía gr<strong>it</strong>ándole a Jim. Suvoz sonaba clara, casi como una campana, en latarde silenciosa y cálida.En el patio trasero, en su mayor parte tierradesnuda, hierbas y tendederos, había unincinerador herrumbrado. Beverly arrojó los traposdentro y se sentó en los peldaños. Las lágrimassurgieron bruscamente y ella luego no hizoesfuerzo por contenerlas.Apoyó los brazos en las rodillas, la cabeza enlos brazos, y luego lloró. Lloró mientras la señoraDoyon ordenaba a Jim que no se quedara en mediode la calle, ¿o quería que lo atropellara un coche?747

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