La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

solo para el que confiesa sino también para el confesor (“placer en la verdad del placer” 263 ), en una
representación de las relaciones de poder. La alternativa que propone Foucault a la teoría del deseo
psicoanalítico se dibujaría en Las tecnologías del yo: “cuidado de sí” griego y uso múltiple del
placer en las reinvenciones de cuerpos. Esta línea la desarrollaremos en el capítulo dedicado a la
crítica de las estructuras de parentesco por parte de la Teoría Queer (6.2.7.). Así, remitimos lo que
debiera ser el final de este apartado a esa última parte de nuestra investigación en la que
advertiremos en las filósofas de la Teoría Queer, fundamentalmente en Judith Butler, la lectura
conjunta de El Anti Edipo de Deleuze e Historia de la sexualidad de Foucault. Allí retomaremos
más pormenorizadamente esta importante obra del intelectual francés que nos ha ocupado en el
último tramo de este pasaje.
2.4. Derrida.
Derrida continúa, de algún modo, con la teoría del signo y con los postulados sincrónicos
del estructuralismo pero someterá a revisión el privilegio que éste otorga a la concepción del lado
significante del signo. Entiende que el significante no puede remitir sino a otros significantes en
una cadena infinita. Así, un punto de diferencia con Lacan está en el escepticismo derridiano ante
la existencia de un significante primordial, por mucho que ese sea un vacío. Para Derrida el signo
no remite ya a un referente real sino a otros significantes. Así, el “destino” del lenguaje será
significarse a sí mismo en una multiplicidad de textos. Lo más propio de Derrida, en consonancia
con esta perspectiva, es el método de la deconstrucción, de la desarticulación, de estos textos.
Derrida denuncia como prejuicio la predilección occidental, que va desde Platón hasta
Lacan, por el signo hablado, a partir de la idea de que la voz es lo primordial, aquello en lo que la
presencia del sujeto comunica y articula en un presente continuo. Para Derrida, en cambio,
interpretamos los signos orales también como un modo de escritura, de inscripción. En Freud y la
escena de la escritura comienza previniendo de que “a pesar de las apariencias, la deconstrucción
del logocentrismo no es un psicoanálisis de la filosofía” 264 . Derrida entiende que el
logofonocentrismo no es una patología en la historia de la filosofía, sino una estructura
transitoriamente necesaria. Asimismo, afirmará que los conceptos freudianos pertenecen al ámbito
263 M. Foucault: Historia de la sexualidad. La voluntad de saber. Ed. Siglo XXI, México, 1986. p. 89.
264 J. Derrida: “Freud y la escena de la escritura”, en La escritura y la diferencia. Ed. Anthropos. Barcelona, 1989. pp.
271.
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