La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

pluralidad de modos con que la Substancia se espresa. Lo diremos también con Leibniz,
recordando que cada mónada, como pliegue de la Naturaleza, contiene, desde cierto punto de vista,
todo el Universo. No nos falta el Ser sino que nosotros lo construimos o, mejor dicho, con la
corrección heideggeriana, ponemos las condiciones para que acontezca y se desvele de multiples
maneras.La terminación del psioanálisis es, definitivamente, imposible, porque el Inconsciente
como Pensar del Ser es inagotable y no puede ser reducido a un conjunto de representaciones o
fantasmas. Si añadimos la necesidad del psicoanálisis profesional que Freud recomendaba repetir
cada cinco años, se dobla la interminabilidad del análisis. Deleuze considera Análisis terminable e
interminable como el testamento de Freud, que al final sabe que algo no funciona. Deleuze
considera que la categoría de interpretación permanece sometida al ámbito de la representación. En
cualquier caso, Nietzsche nos habría invitado a interpretar. La cuestión es despejar qué significa
interpretar. Una concepción conservadora nos conduciría hacia la interpretación como análisis y
traducción dentro de un sentido historicista. Se trataría de asegurar la correcta transmisión de un
legado. La interpretación se ligaría al lenguaje como relato histórico del objeto de estudio, y como
esfuerzo espiritual por captar un texto dentro de su época y dentro del carácter general de su autor.
Nos resulta demasiado forzado imaginar a un Nietzsche en busca de una interioridad ideal
escondida tras las manifestaciones externas de los acontecimientos. En esta concepción parecen
situarse la mayor parte de las prácticas psicoanalíticas. Podemos comprender, sin necesidad,
pensamos, de forzar en exceso las palabras de Nietzsche, una convocatoria a la interpretación que
no consiste en desenmascarar verdades ocultas sino en probar, como hace el actor, diferentes
personajes. Se trata de diversificar el yo hasta que se produzca una implosión de las identidades
fijas en favor de un nomadismo que nos permita desarrollar distintos papeles, interpretar una
diversidad enorme de roles, que nos impida, en consecuencia, un exceso de apego a ninguno de
ellos. De este modo, alcanzaríamos un máximo de “objetividad”. El arte de interpretar nos permite
ponernos a la altura de la vida e, incluso, intensificarla, a partir del juego de perspectivas.
También el cuarto bloque, nos hicimos cargo de la problemática del tiempo, distinguiendo
así, un tiempo edípico (lineal-cronológico) y un tiempo no edípico que abriría la posibilidad de la
experiencia extática. Salir del tiempo edípico pasa, necesariamente, por la deconstrucción (que no
la destrucción) del sujeto. ¿Qué es el tiempo edípico? Podríamos decir que el tiempo edípico es el
tiempo de la autoconciencia que ha olvidado el olvido que la hace posible, es el tiempo de la
autoconciencia siempre que ésta se pone a sí misma como principio, es el tiempo de la duración.
Sin embargo, la conquista de la conciencia no es sino un pliegue del Afuera, del pensamiento del
Afuera, es decir, del Inconsciente, en un plano de inmanencia. La disposición de un adentro y un
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