La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

consanguinidad o en términos de alianzas. Edipo es el fantasma de la escena social familiarista
pero no tendría ningún sentido, ni tan siquiera como fantasma, en un modo modelado en base a
otros tipos de parentesco como, por ejemplo, los propuesto por Judith Butler u otros intelectuales
de la Teoría Queer. Se trataría de la composición de comunidades afectivas más amplias y más
diversas en las que la sexualidad no quedara atrapada en el seno de la familia, pero sobre todo, en
las que el parentesco no quedara reducido al vínculo sexual o a la consanguinidad 1429 . El amor y la
amistad, es decir, la composición de comunidades afectivas no edípicas serviría así de alternativa a
la clínica, en muchos casos, ya que entendemos que el hombre actual enferma de atomización y
soledad y de falta de lugares en los que volcar sus particularidades y sus enfoques. Habría menos
locos si hubiera más diversidad en los modos de vida. En cualquier caso, en el segundo apartado
del bloque introductorio de la tesis hemos tocado corrientes psicológicas en las que Deleuze habría
servido como inspiración para la renovación de la clínica. Es el caso de Adtriana Zambrini y el
grupo imagen-cristal. Esta nueva clínica no se asentará tanto en la empresa de normalizar ni de
sobreadaptar a sus pacientes sino de sacarlos de encapsulamientos demasiado sedentarizantes que
estarían paralizando la potencialidad, la capacidad de obrar y de enfrentar los asuntos de la vida. A
estos encapsulamientos se los entiende como atrapamiento en lo que denominan personajes
míticos. Edipo sería uno de ellos. Este atrapamiento vendría a constituir un exceso de
rostrificación, una hegemonía de los segmentos duros de la personalidad. Se trataría, con la nueva
clínica, de encontrar las líneas de fuga respecto de los personajes míticos que nos tienen
secuestrados. El método utilizado sería el método de la dramatización, la parodia de las
identidades. El fin de esta dramatización consistiría en descubrir la genealogía de los personajes
míticos viendo que el asunto del origen es un falso problema puesto que el origen sería inventado
también por y desde el propio personaje mítico, siendo parte de la máscara que habitamos: como
advierte Francisco José Martínez en “Psicoanálisis versus esquizoanálisis”, no hay origen del
fantasma sino fantasma en el origen. La idea sería la de habilitar de nuevo al paciente para desear y
para cambiar y experimentar un mundo en devenir. No se trataría tanto de estabilizar al paciente
sino de habilitarlo para la inestabilidad, para cambiar de papel. La neurosis sería un modo de
agenciar la realidad, un modo en el que, de cosificar lo que encuentra a su alrededor, el sujeto
acaba cosificándose y paralizándose a sí mismo. Mientras que el psicoanálisis concebía la neurosis
como una incapacidad de representar, es decir, como una hipotrofia de la conciencia, la nueva
1429 En F. J. Martínez: Hacia una era postmediática. op.cit. Se nos explicaba como las experiencias clínicas de Féliz
Guattari en La Borde, le habían servido para postular instituciones psiquiátricas alternativas como modos de vida
otros respecto de los de la familia nuclear u otras privadas y restringidas tipificadas por el sistema capitalista. En
tales instituciones se daría a los enfermos mentales la oportunidad de desarrollarse personal y socialmente en
espacios no constreñidos por la jerarquía edípica. Por supuesto, ello implicaba una renovación total de la clínica y
de la psiquiatría.
618