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La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

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El erotismo viene dado por una sexu<strong>al</strong>idad vivida como transgresión, como fiesta, como<br />

ruptura con los códigos soci<strong>al</strong>es y con <strong>el</strong> propio yo: “Hablamos <strong>de</strong> erotismo siempre que un ser<br />

humano se conduce <strong>de</strong> una manera claramente opuesta a los comportamientos y juicios<br />

habitu<strong>al</strong>es. El erotismo <strong>de</strong>ja entrever <strong>el</strong> reverso <strong>de</strong> una fachada cuya apariencia correcta nunca es<br />

<strong>de</strong>smentida; en ese reverso se rev<strong>el</strong>an sentimientos, partes <strong>de</strong>l cuerpo y maneras <strong>de</strong> ser que<br />

comúnmente nos dan vergüenza” 566 . Hemos <strong>de</strong> repetir que cuando Bataille se refiere a la<br />

transgresión, no preten<strong>de</strong> llamar con <strong>el</strong>la a la emancipación. <strong>La</strong> transgresión sería, tan solo,<br />

<strong>de</strong>scodificación pero <strong>de</strong>scodificación prevista y organizada por <strong>el</strong> propio or<strong>de</strong>n soci<strong>al</strong>. Bataille no<br />

llama a la transgresión como modo <strong>de</strong> revolución político-soci<strong>al</strong> sino que la reconoce como<br />

reverso <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y <strong>de</strong>l código, reverso que nos permite, mediante una experiencia, abrir <strong>el</strong><br />

interrogante ontológico propio <strong>de</strong>l ser humano. El punto en que erotismo y r<strong>el</strong>igión se encuentran<br />

es precisamente este que hemos referido: la fiesta. No conocemos más fiesta que la r<strong>el</strong>igiosa: “<strong>La</strong>s<br />

prácticas dionisiacas fueron primero violentamente r<strong>el</strong>igiosas, fueron un movimiento ex<strong>al</strong>tado, un<br />

movimiento extraviado (...) Esenci<strong>al</strong>mente, <strong>el</strong> culto a Dionisos fue trágico y, <strong>al</strong> mismo tiempo,<br />

erótico y estuvo sumido en una <strong>de</strong>lirante promiscuidad...” 567 ; “Tenemos la costumbre <strong>de</strong> asociar<br />

la r<strong>el</strong>igión a la ley y la razón. Pero si nos atenemos a lo que, en su conjunto, fundamenta las<br />

r<strong>el</strong>igiones, <strong>de</strong>beremos rechazar este principio. Sin duda, la r<strong>el</strong>igión es básicamente subversiva;<br />

<strong>de</strong>svía <strong>el</strong> cumplimiento <strong>de</strong> las leyes. Al menos, impone <strong>el</strong> exceso, <strong>el</strong> sacrificio y la fiesta, cuya<br />

culminación es <strong>el</strong> éxtasis” 568 . Casi podríamos <strong>de</strong>cir que en la fiesta obtenemos la inmanencia <strong>de</strong> lo<br />

r<strong>el</strong>igioso. Veamos los aspectos fundament<strong>al</strong>es que caracterizan t<strong>al</strong> acontecimiento: 1) Des<strong>de</strong> <strong>el</strong><br />

punto <strong>de</strong> vista antropológico, la fiesta aparece como <strong>el</strong> necesario revés <strong>de</strong> la Ley, un revés, no<br />

obstante, interno, dispuesto o inherente a la propia Ley. Es la transgresión que confirma la Ley. Es,<br />

también, <strong>el</strong> lugar <strong>de</strong> las transacciones, <strong>el</strong> lugar en <strong>el</strong> que se fijan una serie <strong>de</strong> condiciones que<br />

posibilitan <strong>el</strong> levantamiento, siempre tempor<strong>al</strong> y contextu<strong>al</strong>, <strong>de</strong> la prohibición. Así, por ejemplo, la<br />

c<strong>el</strong>ebración <strong>de</strong> una boda se i<strong>de</strong>ntifica con <strong>el</strong> ritu<strong>al</strong> a cambio <strong>de</strong>l cu<strong>al</strong>, queda en suspenso la<br />

prohibición que recaía sobre la sexu<strong>al</strong>idad y la vida erótica. No es que solo <strong>el</strong> sexo exterior <strong>al</strong><br />

matrimonio sea una transgresión sino que <strong>el</strong> propio acto <strong>de</strong>l matrimonio es una transgresión y,<br />

como t<strong>al</strong>, pautada y prevista por la Ley. Según había afirmado Freud en Los actos obsesivos y las<br />

prácticas r<strong>el</strong>igiosas, hay un tremendo parecido entre los ceremoni<strong>al</strong>es r<strong>el</strong>igiosos y los ritu<strong>al</strong>es<br />

compulsivos y repetitvos que caracterizan <strong>el</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un sujeto bajo los impulsos <strong>de</strong> una<br />

566 Ibid. p. 115.<br />

567 G. Bataille: <strong>La</strong>s lágrimas <strong>de</strong> Eros. op.cit. p. 86.<br />

568 Ibid. p. 90-91.<br />

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