La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

espuestas ya están cargadas, producidas, por el planteamiento de determinadas cuestiones 1213 .
Frente a esta trampa del pensamiento de la representación aplicado a la praxis política, denuncia
Negri: “El concepto de representación política como función de mediación de las individualidades
privadas constituye, en efecto, un obstáculo para la representación de una sociedad que no se
haya definida por la presencia de individualidades sino por la actividad de la colectividad. La
emancipación del ciudadano como individuo y la garantía constitucional de la libertad económica
privada (que representa lo mismo) constituyen una traba a la expresión de la relación
consubstancial en lo sucesivo, entre sociedad y Estado, entre producción y determinación de lo
político” 1214 .
Hemos estado comprendiendo el capitalismo como productor de subjetividades, como
punto de subjetivación. Esta producción de subjetividades se hallaría ya en pleno desenvolvimiento
infraestructural: el capitalismo vive de los afectos y los produce a su medida. Los afectos no solo
se mercantilizan sino que son fabricados por el mercado. Hacerse un cuerpo sin órganos significa
disolver, en cierta medida, nuestro cuerpo fabril, nuestro cuerpo trabajador, nuestro cuerpo sexual
y sexuado, nuestro cuerpo vigilia y, en definitiva, nuestro cuerpo domesticado y/o filtrado por
personajes míticos, en favor de otras composiciones que nos permitan devenir, convirtiéndonos en
cuerpos experimentales, provisionales. Para Deleuze y, sobre todo para otros pensadores
deleuzianos y/o postestructuralistas, la técnica (drogas, hormonas, prótesis, telecomunicaciones,
etc.) nos ofrece un marco privilegiado en el que experimentar con nuestro cuerpo. Nosotros
guardamos, aún, cierta sospecha debido al imperialismo de la técnica al que parece someterse el
pensamiento 1215 , como vemos más adelante, en las referencias a la configuración de un pensar
auténticamente ecologista (al finalm del apartado 6.2.8.). Y es que con la técnica nunca estamos
seguros de estar experimentando a nuestro favor o de estar sometidos a la esclavitud del sistema
económico en la que se fragua: nunca sabemos si estamos experimentando o si estamos siendo
1213 “Sin embargo, no podemos olvidar que todo observador modifica siempre los objetos por él observados, ya que
esas formas específicas de observación, que desde un oficio se legitiman, perturban la realidad aparente de los
objetos, convirtiéndolos en in-estables y provocando la correspondiente reacción ante la agresividad que el orden
de su eventual quietud acusa” (R. Reyes: “Europa, Fin-de-Siglo: Registros de identidad” en Nómadas. Revista
crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Complutense de Madrid, 2, 2000.2/2. ISSN 1578-6730).
1214 A. Negri y F. Guattari: Las verdades nómadas y General Intellect. op.cit. p. 161.
1215 Cfr. Según nos relata Mª C. López en El arte como racionalidad liberadora. op.cit. p. 17, Marcuse, del que
Deleuze hereda cierta inspiración, criticó la racionalidad tecnológica no en sí misma sino en cuanto que
obscurecedora de otras dimensiones humanas. El ser humano unidimensional alienado por el imperialismo de la
tecnología estaría impedido para desear más allá de la seguridad y de la comodidad en la que se haya inserto. La
tecnología habría devenido arma del capitalismo para dominar, no solo la naturaleza exterior sino también la
interior (Ibid. p. 18) y la “libertad acaba equiparándose con esta burda satisfacción que no es más que la propia
necesidad de perpetuación del sistema que nos determina...” (Ibid. p. 19). Esta racionalidad tecnológico-capitalista
acaba de perfilar su dominio estructurando las propias pulsiones de los individuos.
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