La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

su lugar, el proceso de subjetivación y el carácter producido del sujeto como punto de llegada.
Todo ello contribuye, al mismo tiempo, a la eliminación del transcendentalismo idealista y a la
enmarcación de la conveniente heteronomía óntico-subjetiva, dentro de su desvío hacia lo abierto:
“On sort du théâtre pour atteindre à la vie, mais on en sort insensiblement, au fil de l´eau
courante, c´est-à-dire du temps” 807 (“Se sale del teatro para alcanzar la vida, pero se sale
imperceptiblemente al hilo del agua corriente, es decir, del tiempo” 808 ). El método de
dramatización en este ámbito supone dejar atrás el teatro de los roles para entrar en el gestus, que
“est le développement des attitudes elles-mêmes, et, à ce titre, opere unethéatralisation directe des
corsps, souvent très discrète...” 809 (“es el desarrollo de las actitudes mismas y, con este carácter,
opera una teatralización directa de los cuerpos, a menudo muy discreta...” 810 ); “Le gestus est
nécessairement social et politique, suivant l´exigence de Brecht, mais il est nécessairement uatre
chose aussi (...) Il est bio-vital, métaphysique, esthétique” 811 (“es necesariamente social y político,
de acuerdo con lo que exigía Brecht, pero también es otra cosa necesariamente (...) Es biovital,
metafísico, estético” 812 ); es “l´ordre ou l´ordennance du temps, la simultanéité de ses pointes, la
coexistence de ses nappes” 813 (“el orden o la ordenación del tiempo, la simultaneidad de sus
puntas, la coexistencia de sus capas” 814 ). Esta operación implica la asunción de otro tiempo que no
es el tiempo edípico. Un tiempo tal es un tiempo directamente presentado, un tiempo primario
respecto del tiempo característico de la narración lineal, del relato, de la unidad de sentido, de la
confesión. Un tiempo tal es un tiempo en el que se inscribe el movimiento, un tiempo abierto pero
en cuya interioridad vivimos (y no al revés). Por ello, necesitamos volver a referirnos a la Memoria
no psicológica, ya que ésta es la que mostraría el tiempo no edípico, no cronológico, no consciente
y no ligado, por ello, a la subjetividad espiritual de la imagen-recuerdo 815 . El recuerdo, entiende
807 G. Deleuze: Cinéma 2. L´image-temps. op.cit. p. 117.
808 G. Deleuze: La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2. op.cit. p. 122.
809 G. Deleuze: Cinéma 2. L´image-temps. op.cit. p. 250.
810 G. Deleuze: La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2. op.cit. p. 255.
811 G. Deleuze: Cinéma 2. L´image-temps. op.cit. p. 253.
812 G. Deleuze: La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2. op.cit. p. 258.
813 G. Deleuze: Cinéma 2. L´image-temps. op.cit. p. 254.
814 G. Deleuze: La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2. op.cit. p. 259.
815 Cfr. Sobre la imagen-recuerdo, correspondiente a lo que Bergson denomina reconocimiento atento, en tanto que
diferente del reconocimiento automático-perceptivo, ofrece Deleuze una dedicada explicación en el chapitre 3: “Du
souvenir aux rêves” en G. Deleuze: Cinéma 2. L´image-temps. op.cit. pp. 62-66 (capítulo 3: “Del recuerdo a los
sueños” en La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2. op.cit., especialmente entre las pp. 67-72).
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