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La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

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individu<strong>al</strong> en <strong>el</strong> sentido <strong>de</strong> que cada ramificación <strong>de</strong> lo reprimido tiene su propio <strong>de</strong>stino. Así, la<br />

escritura psíquica no se <strong>de</strong>ja traducir, puesto que <strong>el</strong> soñador inventa su propia gramática, haciendo<br />

intervenir las p<strong>al</strong>abras pero sin someterse a <strong>el</strong>las. <strong>La</strong> experiencia inconsciente produce sus propios<br />

significantes. Así, a pesar <strong>de</strong>l gusto por la fijeza en Freud, Derrida cree que tiene muy en cuenta <strong>el</strong><br />

límite <strong>de</strong> esta operación <strong>de</strong> traductibilidad. <strong>La</strong> “traducción” consiste en <strong>el</strong> paso <strong>de</strong> lo Inconsciente a<br />

lo consciente, pasando por <strong>el</strong> preconsciente, en <strong>el</strong> que Freud sitúa las representaciones verb<strong>al</strong>es.<br />

A<strong>de</strong>más, Freud nos recuerda <strong>el</strong> arcaísmo <strong>de</strong> la expresión onírica que admite la contradicción y<br />

privilegia la visibilidad, <strong>de</strong> t<strong>al</strong> manera que <strong>el</strong> <strong>psicoanálisis</strong> no está llamado a colaborar más con una<br />

lingüística asociada <strong>al</strong> fonocentrismo, sino con una grafemática futura.<br />

Freud, no obstante, como Platón, consi<strong>de</strong>ra la escritura como técnica <strong>al</strong> servicio <strong>de</strong> la<br />

memoria y no <strong>el</strong>la misma memoria, pero la diferencia es que en Freud <strong>el</strong> psiquismo está<br />

estructurado en un aparato y así la escritura impondrá sus condiciones <strong>de</strong> operación sobre<br />

superficies. No obstante, esta suposición no se liga ni a una capacidad receptora limitada ni a la<br />

conservación <strong>de</strong> hu<strong>el</strong>las permanentes, sino que <strong>el</strong> sentido se implica en una profundidad infinita,<br />

cobrando la peculiaridad <strong>de</strong>l Ser: la ausencia <strong>de</strong> fondo. Derrida afirma que habrá que radic<strong>al</strong>izar <strong>el</strong><br />

concepto <strong>de</strong> hu<strong>el</strong>la y extraerlo <strong>de</strong> la metafísica <strong>de</strong> la presencia en la que Freud sigue anclado.<br />

Derrida se pregunta en Envío si Freud manifiesta un episodio más en la historia <strong>de</strong> la<br />

representación. En todo caso advierte en él un <strong>de</strong>bate interno entre las imposiciones <strong>de</strong> su<br />

programa, que según <strong>el</strong> pensador francés es tan poco metafísico como <strong>el</strong> <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>gger y Nietzsche,<br />

y una herencia conceptu<strong>al</strong>. Observa también que <strong>el</strong> concepto <strong>de</strong> pulsión y <strong>el</strong> <strong>de</strong> represión no<br />

pue<strong>de</strong>n construirse sin proce<strong>de</strong>r con un sistema representativo, tomando los representantes en su<br />

acepción <strong>de</strong> <strong>de</strong>legados: la pulsión se constituye como un representante psíquico <strong>de</strong> las excitaciones<br />

somáticas y <strong>el</strong> afecto como un representante <strong>de</strong> la pulsión. Sin embargo, la hu<strong>el</strong>la no tiene la<br />

estructura <strong>de</strong> representante ni <strong>de</strong> significante (si, en favor <strong>de</strong> <strong>La</strong>can, esto es lo que Freud quería<br />

<strong>de</strong>cir cuando <strong>de</strong>cía “representación”) ni <strong>de</strong> símbolo, ni <strong>de</strong> metáfora. Estas hu<strong>el</strong>las no son<br />

condiciones originarias a partir <strong>de</strong> las cu<strong>al</strong>es la filosofía pretenda, tradicion<strong>al</strong>mente, <strong>de</strong>rivar unos<br />

efectos, unas sub<strong>de</strong>terminaciones o unas épocas 268 . Estas hu<strong>el</strong>las <strong>de</strong> diferencia son remitentes y no<br />

representantes. Más a<strong>de</strong>lante Derrida afirma:“No sé si esto pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse con o sin Hei<strong>de</strong>gger, e<br />

importa poco. Es la única ocasión -pero no es más que una ocasión- para que haya historia,<br />

sentido, presencia, verdad, habla, tema, tesis y coloquio. Todavía es necesario aquí pensar la<br />

ocasión dada y la ley <strong>de</strong> esta ocasión. Queda abierta la cuestión <strong>de</strong> saber si es lo irrepresentable<br />

268 J. Derrida: Envío. http://es.scribd.com/doc/19170455/ENVIO-Jacques-Derrida. p. 26. (extraído <strong>de</strong> <strong>La</strong><br />

<strong>de</strong>sconstrucción en las fronteras <strong>de</strong> la filosofía. Paidós, Barc<strong>el</strong>ona, 1996).<br />

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