La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

interpretado, sí puede ser dramatizado y puede ser dramatizado porque el Inconsciente sufre, con la
historia humana, procesos de captura, fenómenos de sujeción, que hacen de ello un “quién”, un
tipo 370 . Estos fenómenos de sujeción han compuesto el devenir reactivo de la cultura occidental, es
decir, la marcha de la voluntad de poder hacia su potencialidad más perniciosa, hacia su
impotencia: la voluntad de la nada. El inconsciente, antropológicamente encapsulado, se vuelve
contra sí, es decir, conforma, como subproducto, una conciencia que, endurecida, quiere
deshacerse de todo lo que es otro, quiere borrar su propio rastro, su génesis, quiere convertirse en
razón, en pensamiento neutro, en dogma libre de nacimiento, libre de circunstancias y accidentes,
libre de deseo y de perspectiva, alejado de la multiplicidad y de la diferencia que lo acechan. Tal
razón preferirá anular todo deseo que ser animada por deseos que la desbordan. El estudio
nietzscheano de los tipos manifiesta lo que Deleuze denomina una psicología de las cavernas, una
teoría del Inconsciente, una filosofía de la voluntad de poder que explica los distintos momentos
del triunfo de las fuerzas reactivas 371 . No obstante, la enfermedad humana de la voluntad de poder
es la que posibilita el acceso al conocimiento de la propia existencia de la voluntad de poder: “Le
labyrinthe est une image fréquente chez Nietzsche. Il désigne dábord l´inconscient, le soi; seule l
´Anima es capable de nous réconcilier avec l´inconscient, de nous donner un fil condecteur pour
son exploration. En second lieu, le laberynthe désigne l´etenel retour lui-même...” 372 (“El laberinto
es una imagen frecuente en Nietzsche. En primer lugar designa el inconsciente, el ello; sólo el
Ánima es capaz de reconciliarnos con el inconsciente, de proporcionarnos un hilo conductor para
su exploración. En segundo lugar el laberinto designa el eterno retorno” 373 ). Así, con todo ello, la
esperanza está en el Inconsciente, que es voluntad de poder, que es el pensamiento del Eterno
Retorno: “Le laberinthe est ce qui nous mène a l´être, il n´y a d´être que du devenir, il n´y a d´être
370 Cfr. Para una lectura acerca de las potencialidades de la subjetivación ver F. Guattari: “Subjetividades para lo
mejor y para lo peor” en La ciudad subjetiva y post-mediática. op.cit.
371 Cfr. Ver G. Deleuze: Nietzsche et la philosophie. op.cit. p. 170-180 (Nietzsche y la filosofía. op.cit. pp. 208-220),
sobre los tres momentos del nihilismo en Nietzsche: nihilismo negativo, nihilismo reactivo y nihilismo pasivo. Ver
también las pp. 184-188 (226-229 en castellano) en las que aparece un análisis sobre la teoría dialéctica del yo,
fundamentalemente a a través de las exposiciones de Stirner. Con Stirner también se niega la esencia humana en el
yo, que establece su poder aniquilándolo todo sin reconciliarse con nada. Aquí estaría la teoría dialéctica del yo:
“Le moi unique rend au néant tout c´est qui n´est pas lui, et ce néant est précisément son propre néant, le néant
même du moi” en p. 186 (“El yo único restituye a la nada todo lo que no es él, y esta nada es precisamente su
propia nada, la propia nada del yo” en p. 227). Frente a ello, Marx construye su teoría del yo condicionado, en el
que los elementos biológicos, históricos y sociales se reconcilian. Deleuze recapitula ,afirmando en la p. 188: “ L
´homme de la dialectique est le plus misérable, parce qu´il n´est plus rien qu´homme, ayant tou anéanti de ce qui
né était pas lui” (en la p. 229: “El hombre de la dialéctica es el más miserable, porque no es nada más que un
hombre, que ha aniquilado todo lo que no era él”).
372 G. Deleuze: Nietzsche et la philosophie. op.cit. p. 215.
373 G. Deleuze: Nietzsche y la filosofía. op.cit. 2002. p. 262.
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