La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

confinado más bien a su obra, ya en solitario, ya en colaboración con Félix Guattari o Claire
Parnet, dejando a un lado obras tan cercanas a nuestros intereses como El Inconsciente maquínico
(1979) de Guattari por no haber cruzado tantas fronteras como el espíritu deleuziano y por ser, en
todo caso, una obra posterior a El Anti Edipo (1972). Sin embargo, hay una razón de más peso,
que da cuenta de este “descuido” y es que nosotros hemos querido centrarnos y volcar toda nuestra
tesis sobre un aspecto concreto del concepto de Inconsciente: su carácter ontológico. Referirnos al
carácter ontológico del concepto de Inconsciente en Gilles Deleuze implica incardinar a nuestro
pensador en un continuo que arranca de la Antigua Grecia y seguirle la pista en una serie de
problematizaciones acerca de lo que, entonces constituiría, un pensar sin sujeto en el sentido
heracliteo de logos. Tal sentido es el sentido del límite y así, del Inconsciente como límite
diferencial pero también reunidor de las diferencias. Este Inconsciente Ontológico o Pensar del Ser
permite el advenimiento, en la historia, de acontecimientos políticos en la misma medida en que no
es él mismo moral o políticamente definido y, por ello, no constriñe el desarrollo social en ningún
tipo de estructura o de simbólica prefijada. Del mismo modo que no es un lenguaje sino condición
de posibilidad del lenguaje, tampoco es un principio político sino condición de posibilidad de lo
auténticamente político. Hemos querido señalar la heterogeneidad entre este Inconsciente
Ontológico y algo así como un alma colectiva en la que se fueran inscribiendo los fantasmas
compuestos por lo reprimido de cada época. El Inconsciente deleuziano constituye un alma
comunitaria o, mejor dicho: establece que el alma, la parte activa del alma, es comunitaria y no
individual y, así, eterna o perteneciente al tiempo de la eternidad y no al tiempo lineal-cronológico.
Es por ello que no progresa con la histiria humana sino que cada epocalidad sabrá mostrarlo o
señalarlo o trazar un claro en él desde un horizonte determinado. Este no progreso del Inconsciente
que da lugar, más por omisión que por acción, a las diversas etapas de nuestra humana historia, no
aparece tan claro en la obra de Guattari en la que se atiende, más bien, a las aventuras del deseo
inconsciente que sí parece cambiar o incluso evolucionar. En Guattari hayamos un mayor interés
por los asuntos puramente humanos, aunque tenidos en cuenta dentro de una ecología más
abarcante, mientras que en Deleuze hemos encontrado un pensamiento más preocupado por la
Naturaleza, por el Ser y su univocidad, su eternidad y su virtualidad. Nos ha resultado más sencillo
seguir la línea del logos de Heráclito en la obra deleuzeana y, por ello, hemos decidido dedicarnos
a ella desatendiendo, en cambio, las interesantes aportaciones de Guattari que supondrían, sin
embargo, un importante material para continuar nuestra investigación más allá de la presente tesis,
puediendo completar y tal vez confrontar dos ontologías del Inconsciente, dos henologías, que nos
han llegado como simplemente una y la misma.
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