La crítica de Deleuze al psicoanálisis: el proyecto ... - e-spacio UNED

ealidad nos gusta sólo aquello que de antemano, desde sí mismo, nos desea, y nos desea a
nosotros en nuetra esencia en tanto que se inclina a ésta” 425 ; “Pero lo que nos tiene en la esencia,
nos tiene sólo mientras nosotros, desde nosotros, mantenemos (guardamos) por nuestra parte lo
que nos tiene. Lo mantenemos si no lo dejamos salir de la memoria. La memoria es la coligación
del pensar” 426 . Inconsciente y memoria ontológica se hacen sinónimos en el contexto
heideggeriano, de tal modo que el Inconsciente, como sospechábamos y como claramente se
agencia en Lévi-Strauss, es la coligación del pensar. Es, por ello, la condición de posibilidad de los
modos del pensar e incluso del sentir ya que no podríamos sentir lo negro si no tuviéramos ya, en
la Memoria ontológica preindividual, la sensación de lo blanco. El Inconsciente debe despertar, así
mismo, nuestro deseo. Nuestra esencia consiste en desearlo, en aproximarnos a él, en señalarlo sin
poder descifralo: “Salimos a su encuentro llevándole la conmemoración, porque, como
exhortación de nuestra esencia, nos gusta” 427 ; “Sólo si nos gusta aquello que, en sí mismo, es-lo-
que-hay-que-tomar-en-consideración, sólo así somos capaces de pensar” 428 . En Heidegger este
amor hacia el Ser sería el amor más básico. También en Heidegger, como en Deleuze, lo que
violenta al pensamiento es el deseo y el deseo se concibe como ontológicamente productivo: “La
capacidad del querer es propiamente aquello “en virtud” de lo cual algo puede llegar a ser. Esta
capacidad es lo auténticamente posible, aquello cuya esencia reside en el querer. A partir de
dicho querer, el ser es capaz de pensar” 429 . Si dijéramos desear en lugar de querer y virtual en
lugar de posible estaríamos exactamente en los términos de la filosofía deleuzeana.
A aquello que siempre dio y siempre dará que pensar lo llamamos lo preocupante, es decir,
lo que permanece impensado, inconsciente y siendo así, el problema que, como repetirá Deleuze
nunca queda agotado por las soluciones. Pensar es pensar en lo impensado, en lo inconsciente, que
se expresa pero también, y en la misma medida, se oculta: “El hecho de que todavía no pensemos
proviene más bien de que esto que está por pensar le da la espalda al hombre...” 430 ; “... lo que está
por-pensar se mantiene desde siempre en este dar la espalda. Ahora bien, dar la espalda es algo
425 M. Heidegger: Conferencias y artículos. op.cit. p. 95.
426
427
428
Ibid. p. 65.
Ibid. p. 95.
Ibid. p. 95.
429 M. Heidegger: Carta sobre el humanismo. Ed. Alianza, Madrid, 2000. p. 16.
430 M. Heidegger: Conferencias y artículos. op.cit. p. 97.
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