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631 Interjecciones expresivas o sintomáticas 32.5.2g<br />

32.5.2b Se emplea caramba para reforzar alguna manifestación de contrariedad,<br />

como en —Estás cojo, se te ve. —¡Dale con la pata! Mujer, que no soy cojo, ¡caramba!<br />

(Barnet, Gallego). Sin embargo, es más frecuente usarla al oír algo inesperado o<br />

sorprendente, propiedad que comparten algunas interjecciones creadas a partir de<br />

verbos: anda, arrea, atiza, toma (o tomá), vaya, etc. Aun así, la interjección vaya suele<br />

denotar sobre todo contrariedad: ¿Diñarla cuando apenas faltan cinco minutos<br />

para la llegada del tren? ¡Vaya, hombre, qué desilusión! (Quintero, E., Danza). Expresan<br />

asimismo sorpresa o perplejidad ostras (sobre todo en España), corcho o concho,<br />

tate (cuando se cae en la cuenta de algo), uia, epa, épale cómo o pero cómo: “Pero,<br />

¡cómo!”, contestaba un ciudadano ejemplar, “¿no sabe que hoy coronan en palacio al<br />

gran poeta lírico Faroni?”(Landero, Juegos). La interjección hala se asimila a veces a<br />

este grupo, pero denota más frecuentemente exageración.<br />

32.5.2c Son varias las interjecciones y locuciones interjectivas que se usan para<br />

llamar la atención sobre algo o alguien, a la vez que se añaden matices expresivos<br />

diversos. Es el caso de «vaya con + grupo nominal», pero también de velay (o elay),<br />

que tiene un uso similar en muchos países americanos: ¡Vaya con el Quijote! Perdió<br />

el puesto en La Tabacalera, y jamás volvió a encontrar trabajo (Vargas Llosa, Fiesta);<br />

¡Velay el mozo! ¡Se volvió Socialista! (República [Ur.] 5/4/2009). Las expresiones interjectivas<br />

de origen religioso que se mencionaron en el § 32.3.1a (Jesús, Madre mía,<br />

Santo Dios, etc.) manifiestan diversos grados de conturbación del ánimo, desde la<br />

sorpresa hasta la consternación, como en Tocho: […] ¡Señora, la pasta o la mando al<br />

otro barrio! AbuelA: ¡Ay Jesús, María y José! ¡Ay Cristo bendito! (Alonso Santos,<br />

Estanquera).<br />

32.5.2d Entre las locuciones interjectivas o exclamaciones lexicalizadas que expresan<br />

sorpresa, incredulidad o sobresalto, se encuentran ahí va, cómo va a ser, mira<br />

tú o mirá vos y mira por dónde. Destacan las que se forman a partir de imperativos<br />

negativos: no digas o no me digas (también no me diga, no diga), no fastidies, no jodas<br />

(vulgar). Con algunos de estos verbos se crean otras fórmulas exclamativas que manifiestan<br />

irritación: no te fastidia o no te jode. A la sorpresa y el recelo suele asociarse<br />

la interjección hum.<br />

32.5.2e Expresan admiración y aplauso bravo, chapó, guau, olé (también ole): Me<br />

gusta el salero, ¡y olé!, que tiene al andar (Vázquez Montalbán, Galíndez). Otras interjecciones,<br />

como viva, hurra, o las ya mencionadas epa y épale, manifiestan alegría,<br />

complacencia o entusiasmo. Por fin expresa satisfacción ante algo que ha<br />

tardado en llegar: —¡Por fin! —exclamó y soltó el llanto—. ¿Por qué no venías? (Bioy<br />

Casares, Diario). No obstante, puede tratarse de una locución adverbial en uso exclamativo.<br />

32.5.2f Para apoyar o enfatizar un juramento se utiliza la locución interjectiva<br />

por estas (Haré que se arrepienta. ¡Por estas!) y la fórmula como hay Dios. Se usa por<br />

Dios para jurar, pero también para suplicar o lamentarse: ¡Clara, por Dios! —exclamó<br />

su madre horrorizada— (Allende, Casa).<br />

32.5.2g La interjección ay es la que expresa dolor de forma más característica:<br />

Cada cinco o diez minutos se quejaba con un ¡ay! ¡ay! (Vanguardia [Esp.] 16/12/1995),

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