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35.1.2b El complemento indirecto 672<br />

1.6.2d). Cabe decir, en efecto, que el pronombre dativo le que aparece en Le di el<br />

regalo representa uno de los tres argumentos del verbo dar. No obstante, también<br />

son pronombres dativos los subrayados en No me lo enoje o en Me apagó la luz,<br />

que no parecen ser argumentales. Los complementos indirectos pueden dividirse,<br />

pues, en seleccionados, argumentales o actanciales y en no seleccionados, no<br />

argumentales o no actanciales.<br />

35.1.2b Se interpretan como complementos indirectos argumentales los que designan<br />

al destinatario de una acción (Concedieron un premio literario a tres jóvenes<br />

escritores) y también los llamados experimentantes, que se refieren al individuo<br />

que experimenta la noción que el verbo designa (Me gustan las manzanas o Le cuesta<br />

caminar). Si los complementos de origen (alejarse de alguien) y término (acercarse<br />

a alguien) son —como se piensa hoy— argumentales, también habrían de serlo<br />

los complementos indirectos que expresan esas nociones, como en Se nos alejan las<br />

oportunidades o en No te me acerques.<br />

35.1.2c Desempeñan, en cambio, un papel semántico no central en la predicación<br />

—y, por tanto, se suelen considerar no argumentales— los llamados dativos de<br />

interés (§ 35.4.1a). Estos complementos designan el individuo que se ve beneficiado<br />

o perjudicado por la acción o el proceso que se menciona, como en Me buscaron<br />

un albergue. También se consideran no argumentales los dativos posesivos o simpatéticos<br />

(§ 35.4.1b, c), que hacen referencia a la persona o la cosa a la que se atribuye<br />

algo, muy a menudo en una relación de posesión o de inclusión (A la casa se le mojó<br />

el tejado), así como los dativos éticos (§ 35.4.2a) y los aspectuales (§ 35.4.2b), que<br />

permiten integrar en el verbo un elemento igualmente ajeno a él, pero afectado en<br />

alguna medida por la noción que expresa el predicado (No se me ponga nerviosa; Se<br />

comió toda la carne). No obstante, algunos dativos, en especial los simpatéticos,<br />

son compatibles con otras interpretaciones. Así, el subrayado en Le dolían las muelas<br />

designa la persona a la que pertenecen las muelas (dativo simpatético), pero también<br />

al que experimenta el dolor (dativo argumental).<br />

35.1.2d Como se señala en el § 1.6.3b, el carácter argumental de un segmento no<br />

implica su obligatoriedad. En los textos siguientes se omite el complemento indirecto<br />

a pesar de estar seleccionado por los verbos que se subrayan: Y don Javier prometió<br />

que no preguntaría (Chacón, Voz); Estos impulsos de dar consejos yo los heredaba de<br />

mi madre (Araya, Luna). La información correspondiente a tales complementos se<br />

recupera del contexto, pero es igualmente posible interpretar como genéricos los<br />

argumentos omitidos. Así sucede en No sorprende que un mundo que reúne estas<br />

características pueda generar pobreza y exclusión (Tiempos 21/7/2000), donde se<br />

entiende ‘No le sorprende a uno, a la gente en general’. Los complementos indirectos<br />

no argumentales (§ 35.7) pueden suprimirse sin que la gramaticalidad de la secuencia<br />

se vea, por lo general, afectada.<br />

35.1.2e Los esquemas sintácticos en que aparecen los complementos indirectos<br />

dependen de la estructura de cada predicado. Los más habituales son los siguientes:<br />

«sujeto + complemento indirecto»: ¿A usted le gustan las vacas? (Mihura,<br />

Sombreros).

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