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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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LIBRO <strong>DE</strong> JONAS<br />

INTRODUCCION<br />

1028<br />

JONAS fué hijo de Amital, de Gath–hefer en Zabulón (llamada Gith–hefer en Josué 19:10–13), de modo que<br />

pertenecía a las diez tribus, no a Judá. Su fecha debe ser tomada de 2 Reyes 14:25–27: “El (Jeroboam II) restituyó los<br />

términos de Israel desde la entrada de Hamat, hasta la mar de la llanura, conforme a la palabra de Jehová Dios de<br />

Israel, la cual había él hablado por su siervo Jonás, hijo de Amitai, profeta que fué de Gath‐hefer. Por cuanto Jehová<br />

miró la muy amarga aflicción de Israel: que no había guardado, ni desamparado, ni quien diese ayuda a Israel; y<br />

Jehová no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam<br />

hijo de Joas.” Ahora, como esta profecía de Jonás fué dada en el tiempo cuando Israel estaba en el más bajo punto de<br />

depresión, “cuando no había guardado ni desamparado”, es decir, preso (o esclavo) ni libre, ninguno que actuara como<br />

ayudador para Israel, no es posible que fuese dada durante el reinado de Jeroboam II, el cual se caracterizaba por la<br />

prosperidad, porque en dicho reinado Siria fué vencida en cumplimiento de la profecía, e Israel se levantó a su<br />

grandeza de antes. Debió ser, por lo tanto, en la primera parte del reinado de Joas, padre de Jeroboam, quien había<br />

hallado a Israel sujeta a Siria, pero la había levantado por las victorias que supo aprovechar después su hijo Jeroboam<br />

tan felizmente. De modo que Jonás fué el más primitivo de los profetas, cerca del tiempo de Eliseo, quien murió en el<br />

reinado de Joas, habiendo dado un poco antes de su muerte una señal profética de la triple derrota de Siria (2 Reyes<br />

13:14–21). Oseas y Amós también profetizaron en el reinado de Jeroboam II, pero en la parte final de su largo reinado<br />

de 41 años. Las transacciones del libro de Jonás probablemente ocurrieron en la última parte de su vida; si es así, el<br />

libro no es mucho más antiguo que partes de los escritos de Oseas y de Amós. El uso de la tercera persona no es<br />

argumento alguno en contra de la idea de que Jonás mismo fuese el autor del libro; porque los escritores sagrados al<br />

nombrarse a sí mismos lo hacen en la tercera persona (véase Juan 19:26). No es el uso del tiempo pretérito (3:3: “Ya<br />

Nínive era una ciudad sumamente grande”) una prueba de que la grandeza de Nínive ya fuese antigua cuando se<br />

escribía el libro; se emplea simplemente para continuar la relación uniformemente: “la palabra de Jehová vino a<br />

Jonás—Jonás se levantó—y era Nínive grande” La mención de su grandeza prueba más bien que el libro fué escrito en<br />

una fecha temprana, antes de que los israelitas tuvieran aquél íntimo conocimiento de ella, que debieron tener<br />

después por las frecuentes incursiones asirias.<br />

Tan temprano como Juliano y Porfirio, los paganos ridiculizaban la credulidad de los cristianos de creer el<br />

salvamento de Jonás por medio de un pez. Algunos ateos lo hacen derivar de la fábula pagana de la salvación de<br />

Andrómeda por Perseo de un monstruo marino (Apolodoro 2:4, 3); o de la de Arión, el músico arrojado a la mar por<br />

los marineros y llevado salvo a la orilla por un delfín (Heródoto, 1:24); o de la de Hércules, quien cuando se puso a<br />

salvar a Hesíone, saltó dentro de las mandíbulas de un monstruo marino, y estuvo tres días en su [PAG. 901] vientre<br />

(Diódoro Sículo, 4:42; La Ilíada, 20:145; 21:442). Probablemente las fábulas paganas son vice versa, corrupciones de la<br />

sagrada narración, sí es que haya alguna conexión. Jerónimo afirma que cerca de Jafa había rocas señaladas como<br />

aquella a la cual fué atada Andrómeda, cuando fué expuesta al monstruo marino. Esta fábula sugiere la probabilidad,<br />

de que la historia de Jonás fuera transmitida a Grecia en una forma corrompida. Que la narración es historia, y no<br />

parábola, como lo representan los recionalistas, surge de la referencia a la misma por nuestro Señor, en la cual la<br />

existencia personal, el suceso milagroso, y el oficio profético de Jonás, se declaran implícitamente: “Señal no les será dada,<br />

sino la señal de Jonás profeta: porque, como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, asi estará el<br />

Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.” El Señor reconoce la estada de Jonás en el vientre<br />

del pez como una “señal,” eso es, un milagro real, típico de un evento similar en su propia historia; y da por sentada<br />

la ejecución de la comisión del profeta a Nínive; “Los hombres de Ninive … se arrepintieron a la predicación de Jonás;<br />

y he aquí, uno más grande que Jonás está aquí” (Mateo 12:39–41).<br />

Le parece extraño a Kimch, siendo él mismo judío, que el libro de Jonás esté entre las Escrituras, como si la única<br />

profecía en ellas que concierne a Nínive, ciudad pagana, y que no hace mención de Israel, a la que hace referencia<br />

todo profeta. La razon de ello es dar una reprensión tácita para Israel: un pueblo pagano se dispuso a arrepentirse a la<br />

primera predicación de un profeta, para ellos extranjero; pero Israel, que se jactaba de ser el pueblo electo de Dios, no<br />

se arrepentía, aun cuando era amonestado por sus propios profetas en todas las épocas. Esto fué un rayo de luz<br />

anticipador del pleno amanecer de la “luz que alumbrará a los gentiles.” Jonás es él mismo una extraña paradoja: un<br />

profeta de Dios, y con todo un fugitivo de Dios; un hombre ahogado y sin embargo vivo: un predicador del<br />

arrepentimiento, y no obstante uno que se queja del arrepentimiento. Pero Jonás, salvado de las garras de la muerte, al<br />

arrepentirse, fué el más apropiado para dar una esperanza a Nínive, condenada como ella estaba, de un compasivo

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