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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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de ella.” En respuesta a esto dice Dios (v. 11): “Esta ciudad no será vuestra caldera, para defenderos dentro de ella; sí,<br />

seréis arrojados fuera de vuestra imaginaria seguridad, y masacrados en el término de la tierra.” “Pero—dice Dios en<br />

el v. 7—vuestros muertos son la carne, y esta ciudad es la caldera; pero (no como pensáis que seréis guardados<br />

seguros dentro), os sacaré fuera de en medio de ella;” y otra vez, en el cap. 24:3: “Aunque no es una caldera en vuestro<br />

sentido de la palabra, Jerusalén lo será en el sentido de ser expuesta a un enemigo consumidor, y vosotros mismos<br />

dentro de ella y con ella”. 4. profetiza … profetiza—la repetición señala la seriedad enfática. 5. cayó sobre mí el<br />

espíritu—más fuerte que “entró en mí” (cap. 2:2; 3:24), dando a entender el celo del Espíritu de Dios despertado<br />

inmediatamente por el desprecio mostrado por los burladores. he entendido—(Salmo 139:1–4). Vuestras bromas<br />

despectivas no escapan a mi atención. 6. vuestros muertos—aquellos sobre quienes habéis traído la ruina por vuestros<br />

consejos malvados. Crímenes sangrientos dentro de la ciudad trajeron sobre ella un enemigo sanguinario desde fuera<br />

(cap. 7:23, 24). La habían convertido en caldera en la cual hacer hervir al pueblo de Dios (miqusas 3:1–3), y comerla en<br />

opresión injusta; por lo tanto Dios la hará una caldera en sentido distinto, caldera no en la cual estarán seguros en su<br />

culpabilidad, sino “de en medio de la cual” serán “sacados” (Jeremías 34:4, 5). 7. La ciudad será una caldera para ellos,<br />

mas no la será para vosotros, pues hallaréis vuestra ruina en la frontera. 8. La espada caldea, para escaparse de la cual<br />

abandonasteis a vuestro Dios, será traída sobre vosotros por Dios a causa de vuestro abandono de él. 9. de en medio<br />

de ella—es decir, de la ciudad, como cautivos llevados a la llanura para juicio. 10. en el término de Israel—sobre la<br />

frontera: en Ribla, en tierra de Hamath (véase 2 Reyes 25:19–21, con 1 Reyes 8:65). sabréis que yo soy Jehová—por<br />

medio de los juicios infligidos (Salmo 9:16). 11. (Nota v. 3). 12. (Deuteronomio 12:30, 31). 13. Pelatías—probablemente<br />

el instigador de los burladores (v. 1); que cayera él muerto (como Ananías, [PAG. 760] Hechos 5:5) fué señal de la<br />

destrucción del resto de los veinticinco, así como había predicho Ezequiel, como también de la ruina general. caí sobre<br />

mi rostro—(Nota, cap. 9:8). ¿Harás tú consumación del resto de Israel?—¿Deberá tomarse la destrucción de todos,<br />

aun del remanente? El pueblo consideraba a Pelatias como el apoyo principal de la ciudad. Su nombre (derivado de<br />

una raíz hebrea, “remanente”, o “Dios liberta”) sugería una esperanza. ¿Ha de ser defraudada esa esperanza?—<br />

pregunta Ezequiel. 15. tus hermanos, tus hermanos—la repetición indica “tus hermanos verdaderos” no son más los<br />

sacerdotes en Jerusalén con quienes tú estás unido por vínculos naturales de sangre y común servicio en el templo,<br />

sino tus compañeros que están en el destierro junto al río Quebar, y la casa de Israel será quien de ellos pertenezca al<br />

remanente que ha de ser perdonado. hombres de tu parentesco—lit., hombres “de tu redención”, es decir, los<br />

parientes más cercanos, cuyo deber era hacer de goel o defensor y redentor de la herencia empeñada (Levítico 25:25).<br />

Viendo Ezequiel condenado a destrucción el sacerdocio como sacerdote sentía ansias de vindicar su causa, como si los<br />

sacerdotes fuesen sus parientes cercanos y él su goel. Pero se le dice que busque a sus verdaderos parientes en<br />

aquellos, sus compañeros desterrados, a quienes sus parientes naturales en Jerusalén despreciaban, y que fuera él su<br />

defensor, o goel. Los vínculos espírituales, como en el caso de Leví (Deuteronomio 33:9), el tipo del Mesías (Mateo<br />

12:47–50), han de invalidar los naturales, donde haya conflicto entre los dos. La esperanza por días mejores ha de<br />

surgir de entre los desterrados despreciados. Se vislumbra aquí el principio evangélico, de que los despreciados son<br />

muchas veces los escogidos de Dios, y los altamente estimados entre los hombres son una abominación delante de él<br />

(Lucas 16:15; 1 Corintios 1:26–28). “Ninguna puerta de esperanza sino en el valle de Acor” (“molestia”, Oseas 2:15).<br />

[Fairbairn.] Alejaos … a nosotros es dada la tierra—Las palabras insolentes de los dejados todavía en Jerusalén<br />

cuando fué llevado Jeconías a los desterrados: “Por lejos que estéis de Jehová y de su templo vosotros los rechazados,<br />

nosotros estaremos seguros en la posesión de la tierra.” 16. Aunque—previendo el reparo de los sacerdotes en<br />

Jerusalén de que los desterrados serían los “desechados”. Aunque sea así, y que ellos estén lejos del templo exterior de<br />

Jerusalén, yo les seré por asilo y santuario en lugar del templo (Salmo 90:1; 91:9; Isaías 8:14). Mi santuario es el<br />

corazón humilde: una preparación para la catolicidad evangélica, cuando el templo local y material daría lugar al<br />

espiritual (Isaías 57:15; 66:1; Malaquías 1:11; Juan 4:21–24; Hechos 7:48, 49). La disciplina penosa del destierro había de<br />

corregir a los desterrados a fin de que fuesan los aptos recipientes de la gracia de Dios, para lo cual la confianza carnal<br />

de los sacerdotes los habia inhabilitado. La dispersión sirvió al fin para espiritualizar y ampliar las miradas aun de los<br />

mejores judíos, de modo que pudieron adorar a Dios en todas partes sin un templo material; y al mismo tiempo<br />

difundiesen algún conocimiento de Dios entre las naciones más grandes, preparando de esta manera para el<br />

recogimiento de creyentes en la iglesia de Cristo de entre los gentiles; tan maravillosamente predominó Dios en un<br />

mal actual para un bien final. Aun más este principio obra en la actual dispersión más amplia, la cual está<br />

preparándolos para una restauración más perfecta y universal (Isaías 2:2–4; Jeremías 3:16–18). Su larga privación del<br />

templo los preparará para apreciar tanto más, pero sin la estrechez judía, el templo que ha de existir (caps. 40–44). un<br />

pequeño—más bien, “por pequeño tíempo”. y no “para un pequeño santuario”, como en nuestra versión; por largo<br />

que sea su destierro, sin embargo, los setenta años serán sólo poco tiempo en comparación con su larga habitación en<br />

su tierra. Esto es verdad sólo parcialmente en cuanto a la primera restauración; pero, como dentro de pocos siglos<br />

después fueron esparcidos otra vez, la restauración completa y permanente es todavía futura. 17. (cap. 28:25; 34:13;

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