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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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Vv. 1–27. <strong>LA</strong> CONFESION <strong>DE</strong> DANIEL Y SU ORACION POR JERUSALEN; GABRIEL LO CONSUE<strong>LA</strong> CON <strong>LA</strong><br />

PROFECIA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong>S SETENTA SEMANAS. Aquí los poderes mundiales se retiran de la vista; Isarel, y la salvación por<br />

el Mesías prometido, son el tema de la revelación. Israel naturalmente había esperado la salvación al fin de la<br />

cautividad. A Daniel, pues, se le dice que, después de setenta años de cautividad, tendrán que correr setenta veces<br />

siete, y que aun entonces el Mesías no vendría en gloria, como los judíos, por equivocación, podrían esperar, por<br />

medio de profetas anteriores, sino que muriendo condenaría el pecado. Este capítulo nueve (de profecía mesiánica)<br />

está entre dos visiones del Anticristo del Antiguo Testamento, para consolar a “los sabios”. En el intervalo entre<br />

Antíoco y Cristo, no hacía falta más revelación; por lo tanto, como en la primera parte del libro, así en la segunda,<br />

Cristo y el Anticristo en conexión, son el tema. 1. el año primero de Darío—Ciaxares II, en cuyo nombre Ciro, su<br />

sobrino, yerno y sucesor, tomó a Babilonia en el año 538, a. de J. C. La fecha de este capítulo, pues, es 537, un año antes<br />

que Ciro permitiera que los judíos volviesen del destierro, y sesenta y nueve años después de que Daniel había sido<br />

llevado cautivo en el principio del cautiverio, año 606 a. de J. C. hijo [PAG. 842] de Assuero—llamado Astiages por<br />

Jenofonte. Assuero fué nombre común a muchos de los reyes de Medopersia. fué puesto por rey—la frase da a<br />

entender que Darío debió el reino, no a su propia fortaleza, sino a la de otro, es decir, a Ciro. 2. miré … en los libros—<br />

más bien, “cartas”; es decir, la carta de Jeremías (Jeremías 29:10) a los cautivos en Babilonia; también Jeremías 25:11,<br />

12; véase 2 Crónicas 36:21; Jeremías 30:18; 31:38. Las promesas de Dios son el cimiento en el cual nosotros, como<br />

Daniel, debemos fundar nuestra esperanza; no como para hacer inútiles nuestras oraciones, sino más bien para<br />

alentarlas. 3. oración y ruego—lit., “intercesiones … súplicas por misericordia”. Orando pidiendo bendiciones y alivio a<br />

los males. 4. confesé—según las promesas de Dios en Levítico 26:39–42, que si Israel en el destierro se arrepintiera y<br />

confesase, Dios se acordaría por ello de su pacto con Abraham (véase Deuteronomio 30:1–5; Jeremías 29:12–14;<br />

Santiago 4:10). La promesa de Dios fué absoluta, pero también se ordenó la oración como anterior a su cumplimiento,<br />

siendo ésta también la obra de Dios en su pueblo, tanto como la restauración exterior que había de seguir. Así será en<br />

la restauración final de Israel (Salmo 102:13–17). Daniel toma el lugar de sus compatriotas en la confesión de pecados,<br />

identificándose con ellos, y como su representante y sacerdote intercesor, “acepta el castigo de la iniquidad de ellos”.<br />

Así tipifica él al Mesías, el gran intercesor y portador de los pecados del mundo. La vida y las experiencias del mismo<br />

profeta forman un punto de partida apto para su profecía acerca de la expiación del pecado. El ora por la restauración<br />

de Israel como asociado con los profetas (véase Jeremías 31:4, 11, 12, 31, etc.), en la esperanza del Mesías. La revelación<br />

ahora concedida, analiza en sus partes sucesivas lo que los profetas, en perspectiva profética, antes vieron juntos en<br />

uno, es decir, la redención de la cautividad y la redención mesiánica completa. Los siervos de Dios, quienes, como el<br />

padre de Noé (Génesis 5:29), esperaban muchas veces que ahora el Consolador de sus aflicciones estuviera a mano,<br />

tuvieron que esperar de siglo en siglo, para ver en cumplimientos sucesivos como garantía de la venida de aquél a<br />

quien ardientemente deseaban ver (Mateo 13:17); así como ahora los creyentes cristianos que creen que la Segunda<br />

venida del Señor está cercana, han de continuar esperando, así a Daniel se le informa de un largo período de setenta<br />

semanas proféticas antes de la llegada del Mesías, en vez de setenta años, como habría podido pensar (véase Mateo<br />

18:21, 22).[Auberlen.] Dios Grande, digno de ser temido—como sabemos por experiencia por las calamidades que<br />

sufrimos. La grandeza de Dios y su terrible odio al pecado deberían preparar a los pecadores para un reconocimiento,<br />

reverente y humilde, de la justicia de su castigo. que guardas el pacto y la misericordia—es decir, “el pacto de tu<br />

misericordia”, por el cual has prometido librarnos, no por nuestros méritos sino por tu misericordia (Ezequiel 36:22,<br />

23). Tan débil y pecaminoso es el hombre, que cualquier pacto para bien de parte de Dios con él, para ser eficaz, tiene<br />

que depender sólo de la gracia divina. Si él es un Dios para ser temido por su justicia, también lo es para ser “fiado”<br />

por su misericordia. ta aman y guardan tus mandamientos—el guardar sus mandamientos es la única prueba de<br />

amor a Dios (Juan 14:15). 5. Véase Nehemías cap. 9, la confesión de Nehemías. Hemos pecado … iniquidad …<br />

impíamente … rebeldes—Grado ascendiente. Hemos errado en ignorancia … pecado por debilidad … habitual y<br />

voluntariamente cometido maldad … y como rebeldes declara dos y obstinados nos hemos opuesto a Dios. 6. profetas<br />

… hablaron a nuestros reyes … a todo el pueblo—sin temor ellos advirtieron a todos sin respeto de personas. 7.<br />

confusión de rostro, como en el día de hoy—la vergüenza por nuestra culpa, manifestada en nuestro semblante, el lo<br />

que nos toca; como atestigua el castigo nuestro “en el día de hoy”. a los de cerca y a los de lejos—el castigo, sin<br />

embargo, variaba, siendo echados algunos judíos más lejos que otros, pero todos eran iguales en la culpa. 9.<br />

misericordia—el plural—“las misericordias”—en el original intensifica la fuerza; misericordia manifestada de<br />

innúmeras maneras. Así como es humillante recordar que “la justicia es de Dios”, así es consolador saber que “de<br />

Jehová nuestro Dios es el tener misericordia”. aunque contra él nos hemos rebelado—más bien, “desde que”, etc.<br />

[Vulgata.] (Salmo 25:11). Nuestro castigo no es inconsecuente con sus “misericordias”, desde que nos hemos rebelado<br />

contra él. 10. sus leyes … puso él delante de nosotros—no ambigua sino claramente, de modo que estábamos sin<br />

excusa. 11. todo—(Salmo 14:3; Romanos 3:12). la maldición, y el juramento … en la ley—la maldición contra Israel, si<br />

era desobediente, que Dios ratificó con juramento (Levítico 26:14–39: Deuteronomio 27:15–26; 28:15–68; 29). 12. ha

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