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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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Vers. 1–19. TITULO GENERAL O INTRODUCCION (vv. 1–3); prefijado probablemente por Jeremías cuando<br />

coleccionó sus profecías y se las dió a sus compatriotas para que las llas llevasen consigo a Babilonia [Michaelis]. 1.<br />

Anathoth—Ciudad de Benjamín, a veinte estadios o unos tres o cuatro kilómetros al norte de Jerusalem, llamada<br />

ahora Anata (véase Isaías 10:30, y el contexto 28–32). Una de las cuatro ciudades dadas por suerte a los coatitas en el<br />

territorio de Benjamín (Josué 21:18). Véase 1 Reyes 2:26, 27; un estigma pesó desde entonces sobre toda la familia<br />

sacerdotal allí residente; puede que se aluda a esto aquí con la palabras “los sacerdotes … en Anatot”. Dios escoge “lo<br />

débil, lo bajo y lo despreciado para confundir a lo fuerte”. 2, 3. Josías … Joacim … Sedechías—Joacaz y Joaquín están<br />

omitidos, por haber reinado sólo tres meses cada uno. El primero y el último de los reyes durante cuyos reinados<br />

profetizó el profeta, están frecuentemente especificados en el título general. Véase referente a esto reyes y la vida de<br />

Jeremías mi Introducción. décimotercio de su reinado—(cap. 25:3). el mes quinto—(2 Reyes 25:8). 4–10. Llamamiento<br />

de Jeremías al oficio profético. a mí—La Versión Reina‐Valera quizás represente el verdadero texto hebreo; en otros<br />

manuscritos se lee “a él”. Pero esta inscripción es sin duda del mismo Jeremías. 5. te conocí te aprobé como mi<br />

instrumento escogido (Exodo 33:12, 17; véase Isaías 49:1, 5; Romanos 8:29). santifiqué—major, separé. El sentido<br />

primario es separar del uso común para uso especial; de aquí surgió el sentido secundario de santificar ceremonial y<br />

moralmente. No quiere decir aquí que Jehová limpiase a Jeremías del pecado original o que lo regenerase por su<br />

Espíritu; sino que lo separó para su peculiar oficio profético, incluyendo dentro de su alcance no meramente a los<br />

hebreos, sino también a las naciones que les eran hostiles (cap. 25:12–38; 27:46–51) [Henderson]. No es el efecto lo<br />

significado aquí por la santificación, sino la predestinación en el secreto consejo de jehová (véase Lucas 1:15–41;<br />

Hechos 15:18; Gálatas 1:15; Efesios 1:11). 6. De la larga duración de su ministerio (vv. 2, 3; cap. 40:1, etc. 43:8, etc.), se<br />

ha supuesto que el profeta, al tiempo de su llamamiento, tenía veinticinco años de edad. niño—la misma palabra está<br />

traducida en 2 Samuel 18:5, “mozo”. La renuncia que muestran frecuentemente los inspirados ministros de Dios<br />

(Exodo 4:10; 6:12, 30; Jonás 1:3), al aceptar el llamamiento, demuestra que no asumen el ministerio bajo el impulso de<br />

un engañoso fanatismo, como frecuentemente hacían los falsos profetas. 7. a todo lo que—a todos a quienes<br />

[Rosenmuller]. Más bien, “a todos contra quienes”; [Rosenmuller]. Más bien, “a todos contra quienes”; en sentido<br />

hostil (véanse los vv. 8, 17, 18, 19). [Maurer]. Era tal la perversidad de los gobernantes y del pueblo de Judea en aquel<br />

tiempo, que el que quisiera ser fiel profeta necesitaba armarse de intrepidez; Jeremías era de por sí tímido y sensible,<br />

pero el Espíritu lo moldeó, dándole el grado necesario de coraje, sin privarlo de su peculiar individualidad. 8.<br />

(Ezequiel 2:6; 3:9). contigo soy—Exodo 3:12; Josue 1:5). 9. tocó sobre mi boca—Acto simbólico en una visión<br />

supernatural, el que da a entender que Dios le daría facilidad de expresión, no obstante su inhabilidad para hablar (v.<br />

6). De la misma manera fueron tocados los labios de Isaías, con el carbón encendido (Isaías 6:7; véase con Ezequiel 2:8,<br />

9, 10; Daniel 10:16). 10. te he puesto—liter., te he nombrado para vigilar. Tenía que vigilar las naciones, y predecir su<br />

destrucción o restauración, según fuera su conducta, buena o mala. Se decía de los profetas que hacían lo que ellos<br />

predecían que había de hacerse, pues su palabra era palabra de Dios; y su palabra es su instrumento con que él hace<br />

todas las cosas (Génesis 1:3; Salmo 33:6, 9). La palabra y el hecho son para él una misma cosa. Lo que su profeta dice es<br />

tan cierto como si ya estuviese hecho. La conciencia del profeta estaba tan absorbida por la de Dios, tan íntimamente<br />

unido se sentía con Dios, que las palabras y los hechos de Jehová se describen como suyos. En el cap. 31:28, se<br />

representa a Dios haciendo lo mismo que se dice aquí que hace Jermías (véase cap. 18:7; 1 Reyes 19:17; Ezequiel 43:3).<br />

arrancar—(Mateo 15:13). derribar—cambio de la metáfora por una de la arquitectura (2 Corintios 10:4). En el original<br />

hay un juego de palabras: Linthosh, Linthotz, en hebreo, por arrancar … derribar. edificar … plantar—ha de<br />

restaurarlos, previo arrepentimiento. Sus predicciones habían de ser principalmente y en primer lugar conminatorias;<br />

en consecuencia, se pone primero la destrucción de las naciones, y con mayor variedad de términos que al hablar de<br />

su restauración. 11. vara—un brote o rama. almendro—liter., el vigilante, porque despierta del sueño del invierno<br />

antes que los demás árboles; éste florece en enero, y da fruto en marzo. Es el símbolo de la temprana ejecución de los<br />

propósitos divinos; v. 12, “apresuro mi palabra” (cf. Amós 8:2). 12. apresuro—major, “estaré alerta en cuanto a mi<br />

palabra” etc.; lo que alude al almendro del v. 11 [Maurer]. 13. Otra visión, que significa lo que es la “palabra” a punto<br />

de ser “ejecutada” y por cuál instrumentalidad. que hierve—liter., que es soplada por debajo; de ahí que hierve a causa<br />

de la llama mantenida viva mediante el soplo. Es un símbolo oriental del estallido de una guerra. aquilón—Esto es,<br />

del norte. Liter., de la faz de la región situada hacia el norte (véase vv. 14, 15) [Maurer]. La olla, en el norte, descansaba<br />

sobre un costado; su boca estaba a punto de verter su contenido hacia el sur, a saber, sobre Judea. Babilonia, aunque<br />

quedaba al oriente de Judea, los hebreos la consideraban situada al norte, debido a haber aplicado el término<br />

“oriente” a la Arabia Desierta, la que se extendía desde Palestina hasta el Eufrates; o, según Bochart, la alusión que<br />

aquí se hace, no es al sitio, sino a la ruta seguida por los babilonios; pues, no pudiendo cruzar el desierto, tenían que<br />

entrar en la Tierra Santa por la frontera del norte, a través de Ribla, en Hamat (cap. 39:5; 52:9). 14. se soltará el mal—<br />

“se descubrirá”. del aquilón—(cap. 4:6; 6:1, [PAG. 660] 22; 10:22; 25:9; Ezequiel 26:7). Los caldeos no sacudieron el<br />

yugo de Asiria hasta varios años después, durante el reinado de Nabucodonosor. 625 a. de J. C.; pero mucho antes de

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