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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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884<br />

“según lo que vi”; refiriéndose a Génesis 18:21, donde Dios dice: “Descenderé ahora, y veré si han consumado su obra<br />

según el clamor que ha venido hasta mí”. 51. Samaria—el reino de las diez tribus de Israel menos culpables que Judá;<br />

porque Judá mostró mayor ingratitud, mientras que tenía privilegios más grandes, es decir, el templo, el sacerdocio y<br />

la sucesión regular de reyes. has justificado a tus hermanas—las hiciste aparecer casi como inocentes en comparación<br />

con tu culpa (Jeremías 3:11; Mateo 12:41, 42). 52. Tú … que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza—(Mateo 7:1,<br />

2; Romanos 2:1, 17–23). Judá había juzgado a Sodoma (que representaba a las naciones paganas) y Samaria (Israel),<br />

diciendo que eran castigadas justamente, como si ella misma fuese inocente (Lucas 13:2). tu vergüenza—castigo<br />

ignominioso 53. Aquí sigue una promesa de restauración. Aun los terribles castigos que venían contra Judá, no<br />

alcanzarían a reformar su pueblo; sólo la bondad renovada de Dios efectuaría ésta, para mostrar cuán enteramente de<br />

gracia sería su restauración. Se menciona la restauración de sus hermanas errantes antes de la de ella, así como el<br />

castigo de ellas precedió al de ella; de modo que toda jactancia es excluída. [Fairbairn.] “Vosotros, en efecto, volveréis,<br />

pero Moab y Ammón volverán con vosotros, y algunos de las diez tribus”. [Grocio.] haré tornar sus cautivos—es<br />

decir, cambiaré la aflicción en prosperidad (así Job 42:10). Sodoma misma no fué restaurada así (Jeremías 20:16), pero<br />

[PAG. 770] Ammón y Moab (sus representantes, como descendientes de Lot quien había morado en Sodoma) fueron<br />

restaurados (Jeremías 48:47; 49:6); probablemente muchos elementos de las diez tribus y de las naciones vecinas,<br />

Ammón y Moab, etc., fueron en parte restablecidos bajo Ciro; pero la plena realización de la restauración queda<br />

todavía en lo porvenir; siendo tipificadas las naciones paganas que habían de ser traídas a Cristo por “Sodoma”,<br />

cuyos pecados ellas ahora reproducen (Deuteronomio 32:32). cautivos de tus cautiverios—Pero la preciosa promesa<br />

realmente empieza con “antes” (v. 60), y no aquí; porque el v. 59 es una amenaza, y no una promesa. El sentido pues<br />

aquí es: “Tú serás restaurada cuando lo sean Sodoma y Samaria, pero no lo serás, mientras no sean restauradas ellas<br />

(v. 55), es decir, nunca. Esto se refiere a los culpables, quienes serían destruídos completamente (vv. 41, 42); pero esto<br />

no contradice la promesa subsiguiente de la restauración de su posteridad (Números 14:29–33), al remanente electo<br />

por gracia. [Calvino.] 54. tú … te avergüences—siendo puesta sobre el mismo nivel con los que tú has despreciado<br />

tanto. siéndoles tú motivo de consuelo—puesto que ellas te ven a ti tan miserable como ellas mismas. Es en realidad<br />

una especie de “consuelo” triste a los castigados el ver a otros tan severamente zarandeados como ellos (cap. 14:22,<br />

23). 55. (Nota, v. 53). 56. Sodoma … no fué nombrada—lit., “no fué para un informe”. Tú no te dignaste mencionar su<br />

nombre como si su caso no pudiese aplicarse a ti, pero sí se aplicó a ti (2 Pedro 2:6). 57. Antes que tu maldad se<br />

descubriese—manifestada a todos, es decir, por el castigo sobre ti infligido. vergüenza … de Siria y … de los<br />

Filisteos—la indignidad y los daños hechos a ti por Siria y los filisteos (2 Reyes 16:5; 2 Crónicas 28:18; Isaías 9:11, 12).<br />

58. llevado tu enormidad—es decir, el castigo de ella (cap. 23:49). No te trato con rigor excesivo, pues tu pecado y<br />

castigo son exactamente conmensurados. 59. el juramento—el pacto entre Dios e Israel (Deuteronomio 29:12, 14). Así<br />

como tú lo has despreciado, así te despreciaré a ti. Ningún pacto es unilateral; donde Israel violó su palabra jurada,<br />

allí la promesa del favor divino cesó. 60. La promesa aquí sale inesperadamente como el sol de entre nubes obscuras.<br />

A pesar de que ella se había olvidado tanto de Dios, él todavía se acuerda de ella, lo que demuestra que la redención<br />

de ella es completamente por la gracia de Dios. Contrástese entre “Tendré memoria de ti,” y “ni aun has pensado”<br />

(vv. 22, 43); también entre “mi pacto” y “tu pacto” (v. 61; Salmo 106:45); y luego el efecto producido en ella es (v. 63),<br />

“para que te acuerdes”. La promesa de Dios fué una de promesa y de gracia. La ley, en su letra, fué el pacto de Israel<br />

(“tu”), y en este sentido limitado fué posterior (Gálatas 3:17). Israel lo interpretó como un pacto de obras, el cual,<br />

jactándose de él, dejó de cumplirlo, y así cayó bajo su condenación (2 Corintios 3:3, 6). La ley, en su espíritu, contiene el<br />

germen del evangelio; el Nuevo Testamento es el desarrollo completo de Antiguo, poniéndose a un lado la cáscara de<br />

la forma externa, cuando se cumplió en el Mesías el espíritu interno. El pacto de Dios con Israel, en la persona de<br />

Abraham, fué el motivo por el cual, a pesar de toda su culpa, la misericordia estaba, y todavía está, esperándola. Por<br />

lo tanto los paganos o las naciones gentiles tendrán que venir a ella en busca de bendiciones, y no ella a ellas. pacto<br />

sempiterno—(cap. 37:26; 2 Samuel 23:5; Isaías 55:3). Las formas temporales de la ley habían de ser puestas a un lado,<br />

para que pudiese ser establecida en su espíritu permanente y “sempiterno” (Jeremías 31:37; 32:40; 50:4, 5; Hebreos 8:8–<br />

13). 61. acordarte has—Es Dios quien primero se acuerda de ella antes que ella se acuerde de él y de sus propios<br />

caminos delante de él (v. 60; cap. 20:43; 36:31). te avergonzarás—el fruto del arrepentimiento (2 Corintios 7:10, 11);<br />

ninguno agrada a Dios que no se desplazca a sí mismo; una presciencia del evangelio (Lucas 18:9–14). las cuales yo te<br />

daré por hijas—(Isaías 54:1; 60:3, 4; Gálatas 4:26, etc.). Por “tus hermanas, mayores y menores,” se indica a todas las<br />

naciones paganas, y no solamente a Sodoma y Samaria. En Jerusalén, los primeros creyentes individuales fueron<br />

recogidos en la iglesia electa. Desde Jerusalén salió el evangelio para recoger a individuos de entre los gentiles; y<br />

Jerusalén y Judá serán la primera nación, que, como nación, se convertirá a Cristo; y a ella se adherirán las otras<br />

naciones como creyentes en el Mesías, el Rey de Jerusalén (Salmo 110:2; Isaías 2:2, 3). “La hija del rey” en el Salmo<br />

45:12–14 es Judá; sus compañeras, como “las hijas de Tiro”, son las naciones a ella dadas como convertidas, aquí<br />

llamadas “hijas”. no por tu pacto—Esto no abroga el Antiguo Testamento en su espíritu, sino en la mera letra en la

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