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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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abrumaron; y como la inspiración profética estaba sobre el patriarca, él agregó lo que era tan agradable a un hombre<br />

del carácter de Esaú, como habría sido la otra bendición. 39, 40. será tu habitación en grosuras de la tierra—la<br />

primera parte es una promesa de prosperidad temporal, hecha en los mismos términos, que la de Jacob; la segunda se<br />

refiere a la vida errante de filibusteros cazadores, que llevarían él y sus descendientes. Aunque Esaú personalmente<br />

no estuvo sujeto a su hermano, su posteridad fué tributaria de los israelitas, hasta el reinado de Joram, cuando se<br />

sublevaron y establecieron a su propio rey (2 Reyes 8:20; 2 Crónicas 21:8–10). 41. aborreció Esaú a Jacob—No es de<br />

extrañarse que Esaú se resintiera de la conducta de Jacob, y jurase vengarse. Llegarán los días de luto de mi padre—<br />

frase común en Oriente por la muerte de un padre. 42–45. fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú—¡Pobre<br />

mujer! pronto empieza a cosechar los frutos amargos de su ardid fraudulento; se ve obligada a separarse de su hijo,<br />

para quien había ideado el proyecto, tal vez sin volverle a ver más. Y él también sintió la justicia retributiva del cielo<br />

caer en su propia familia futura. 45. ¿Por qué seré privada de vosotros ambos en un día?—Esto se refiere a la ley del<br />

“goelismo”, según la cual el más cercano en parentesco estaría obligado a vengarse de la muerte de Jacob, en su<br />

hermano Esaú, y así Rebeca sería privada de los dos hijos. 46. dijo Rebeca a Isaac—Otro pretexto que ella ideó para<br />

tener el consentimiento de su esposo para el viaje de Jacob a Mesopotamia; y ella tuvo éxito por haber tocado al<br />

anciano patriarca en un punto débil, que afligía a su piadoso corazón: el matrimonio conveniente de su hijo menor.<br />

CAPITULO 28<br />

Vers. 1–19. <strong>LA</strong> SALIDA <strong>DE</strong> JACOB. 1. Isaac llamó a Jacob, y bendíjolo—Isaac se compenetró de los sentimientos<br />

de Rebeca, de modo que lo principal de su mensaje de despedida fué que evitara toda alianza matrimonial excepto<br />

con la rama de la familia en Mesopotamia. En aquella ocasión le dió una bendición solemne, pronunciada antes sin<br />

saberlo, mas ahora a propósito, y con espíritu cordial. También se la da más explícita y completa, y así Jacob fué<br />

reconocido como “el heredero de la promesa” 6–9. Y vió Esaú cómo Isaac había bendecido a Jacob—deseoso de<br />

agradar a sus padres, y si era posible, de hacer revocar el último testamento, se hizo prudente cuando era ya tarde<br />

(véase Mateo 25:10), y esperaba al agradar a sus padres en una cosa, expiar todas sus faltas anteriores. Pero sólo<br />

empeoró las cosas y aunque no se tomó “mujer de las hijas de Canaán”, se casó dentro de una familia que Dios había<br />

rechazado. Este acto mostró una reforma parcial pero nada de arrepentimiento, porque no dió pruebas de moderar<br />

sus propósitos vengativos contra su hermano, ni de alentar aquel espíritu piadoso que habría agradado a su padre.<br />

Era como Mica (Jueces 17:13). 10. salió Jacob de Beer‐seba, etc.—Su partida de la casa paterna fué una huída<br />

ignominiosa; y por temor de ser seguido o acechado por su vengativo hermano, no tomó el camino común, mas fué<br />

por sendas solitarias y poco frecuentadas, lo que aumentó la duración y los peligros de viaje. 11. encontró con un<br />

lugar—A marchas forzadas había llegado a Bethel, como a 77 kilómetros de Beer‐seba, y tuvo que pasar la noche en<br />

campo abierto tomó de las piedras, etc.—“La naturaleza del suelo es una prueba existente sobre el relato del territorio<br />

pedregoso donde se acostó Jacob.” (Clarke’s Travels.) 12. soñó, y he aquí una escala—Algunos escritores opinan que<br />

no se quiere decir una escalera literal, porque es imposible concebir una imagen más extraña y más antinatural que la<br />

de una escalera, cuya base estuviera en la tierra, mientras que la cabeza llegase hasta el cielo, sin tener en qué apoyar<br />

su extremo superior. Ellos suponen que el pequeño montón de piedras sobre el cual descansó su cabeza en lugar de<br />

almohada, era el modelo en miniatura del objeto que apareció a su imaginación siendo el otro un montón gigantesco,<br />

montañoso, cuya ladera, endentada en la roca, daba la apariencia de una escalera. No hay duda de que este uso del<br />

término original era común entre los primeros hebreos; como Josefo, describiendo la ciudad de Ptolemáis (Acre), dice<br />

que estaba cercada por una montaña, la cual, por sus laderas sobresalientes, era llamada la “escalera”; y la vía que<br />

conducía a la ciudad desde arriba, se llamaba “escalera” (Nehemías 3), aunque eran unos escalones cortados en la<br />

roca. Pero sea que la imagen presentada [PAG. 40] a la mente de Jacob fuera la de una escalera común, o un montón<br />

montañoso como el descrito, el propósito de la visión fué el de dar consuelo, aliento y confianza al solitario fugitivo,<br />

tanto en sus circunstancias actuales como en sus perspectivas futuras. Sus pensamientos durante el día habrían sido<br />

dolorosos; acusándose a sí mismo de haber traído sobre sí el destierro y privaciones; y sobre todo, de que, aunque<br />

había recibido el perdón de su padre, tenía motivos para temer que Dios lo hubiera abandonado. La soledad da<br />

oportunidad para la meditación; y es ahora cuando Dios empieza a someterlo a un curso de enseñanza y preparación<br />

religiosas. Para disipar sus temores y calmar el tumulto interior de su mente, nada mejor que la visión de la escalera<br />

gigantesca, que se extendía desde él hasta el cielo, y sobre la cual los ángeles continuamente ascendían y descendían<br />

desde el lugar de Dios mismo con sus benévolos mensajes (Juan 1:51). 13. Jehová estaba en lo alto de ella, el cual<br />

dijo—Para que no estuviera Jacob en duda en cuanto al significado de la visión, oyó él la voz divina; y el anuncio de<br />

su nombre, junto con la renovación del pacto, y una seguridad de la protección personal, produjeron en seguida en su<br />

mente un efecto de lo más solemne e inspirador. 16. despertó Jacob de su sueño—Su lenguaje y su conducta eran los<br />

de un hombre cuya mente estuviera llena del temor más solemne, de una piedad fervorosa, y de una viva gratitud a

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