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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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CAPITULO 13<br />

876<br />

Vv. 1–23. <strong>DE</strong>NUNCIACION <strong>DE</strong> LOS PROFETAS FALSOS; SU DOCTRINA FALSA, Y EL JUICIO <strong>DE</strong> DIOS<br />

RESULTANTE. 1. Así como el cap. 12, denunció las esperanzas falsas del pueblo, así éste denuncia a los dirigentes<br />

falsos, quienes alimentaban aquellas esperanzas. Como testigo independiente, Ezequiel en Quebar confirma el<br />

testimonio de Jeremías (cap. 29:21, 31) en su carta llegada desde Jerusalén a los desterrados, contra los profetas falsos;<br />

de éstos algunos eran verdaderos malvados, otros eran víctimas fanáticas de sus propios fraudes; por ejemplo Acab,<br />

Sedequías y Semaías. Hananías habría creído sus propias mentíras, pues de otra manera no habría especificado<br />

detalles tan circunstanciales (Jeremías 28:2–4); los malvados conscientes no daban sino seguridades generales de paz<br />

(Jeremías 5:31; 6:14; 14:13). El lenguaje de Ezequiel tiene plenas referencias al lenguaje similar de Jeremías (por<br />

ejemplo, Jeremías 23:9–38); el veneno de la profecía falsa, que tenía su plaza fuerte en Jerrusalén, se había extendido<br />

en alguna medida hasta Quebar; este capítulo, pues, primeramente se redacta como un mensaje a los que están<br />

todavía en la metrópoli judía; y en segundo lugar para el bien de los de Quebar. 2. que profetizan—es decir, un<br />

regreso rápido a Jerusalén. de su corazón—refiriéndose a las palabras de Jeremías (Jeremías 23:16, 26); es decir, lo que<br />

ellos profetizaban, era lo que ellos y el pueblo deseaban; el deseo concibió el pensamiento. El pueblo quería ser<br />

engañado, y entoneces era engañado. Eran inexcusables, porque tenían entre sí profetas verdaderos (que hablaban no<br />

los pensamientos suyos propios, sino conforme eran movidos por el Espíritu Santo, 2 Pedro 1:21), a quienes los judíos<br />

habrían podido conocer como tales, pero no querían saber (Juan 3:19). 3. insensatos—aunque se jactaban como si<br />

poseyesen exclusivamente la “sabiduría” (1 Corintios 1:19–21); como el temor de Dios es el único principio de la<br />

sabiduría (Salmo 111:10). en pos de su propio espíritu—en vez del Espiritu de Dios. Había una diferencia triple entre<br />

los profetas falsos y los verdaderos: (1) La fuente de sus mensajes respectivamente; de los falsos, “su propio corazón”;<br />

de los verdaderos, un objeto presentado al sentido espiritual (nombrado por el más noble de los sentidos, visión, el<br />

acto de ver) por el Espíritu de Dios como desde fuera, no producido por sus propios poderes de reflexión. La<br />

“palabra”, el cuerpo del pensamiento, se presentaba, no perceptible por el oido, sino directamente al espíritu del<br />

profeta; su percepción, pues, propiamente se llama “visión”, percibiendo él lo que después se forma en su alma como<br />

la cubierta de la palabra externa [Delitszch]: de ahí la expresion peculiar, viendo la palabra de Dios (Isaías 2:1; 13:1;<br />

Amós 1:1 Miqueas 1:1). (2). El objeto al cual se dirige: los falsos, “andando según su propío espíritu”; los verdaderos,<br />

según el Espiritu de Dios. (3). El resultado: los falsos nada vieron, mas hablaban como si hubieran visto; los<br />

verdaderos tuvieron una visión, no subjetiva, sino objetivament real. [Fairbairn]. Una refutación a los que colocan la<br />

palabra interior por encima de la objetiva, y que presentan la Bíblia como si fluyera subjetivamente de la luz interior de<br />

los escritores, y no de la revelación del Espíritu Santo desde fuera. “Son impacientes por lograr la posesión del meollo<br />

sin la cáscara de nuez que la protege—quisieran tener a Cristo sin la Biblia.” [Bengel]. 4. zorras—que astutamente<br />

“echan a perder la viña” (Cantares 2:15), siendo Israel la viña (Salmo 80:8–15; Isaías 5:1–7; 27:2; Jeremías 2:21); era su<br />

deber el haberla guardado de ser echada a perder, mientras que ellos mismos la echaban a perder por las<br />

corrupciones. [PAG. 763] en los desiertos—donde no hay nada de comer; de donde las zorras llegan a ser tan rapaces<br />

y astutas en sus artimañas para conseguir qué comer. Así los profetas andan vagando en Israel, un desierto moral,<br />

desenfrenados, ávidos de ganancias, las que logran por engaño. 5. no habéis subido a los portillos—metáfora por<br />

roturas en el muro, a donde los defensores deberían concurrir para rechazar la entrada del enemigo. La rotura es la<br />

que fué hecha en la teocracia por el pecado de la nación; y, si no se compone, entrará por ella la venganza de Dios. Los<br />

que querían aconsejar al pueblo a que se arrepienta, son los restauradores de la rotura (cap. 22:30; Salmo 106:23, 30).<br />

vallado—la ley de Dios (Salmo 80:12; Isaías 5:2, 5); violando la ley, el pueblo se despojó del vallado de protección<br />

divina, y quedó expuesto al enemigo. Los falsos profetas no trataron de reparar el vallado volviendo el pueblo a la ley<br />

mediante buenos consejos ni refrenando los malos consejos con reprensiones. Estos dos deberes responden al doble<br />

oficio de los defensores en caso del boquete hecho en el muro: (1) El de reparar el boquete por dentro. (2) El de<br />

oponerse al enemigo afuera. estando—(El gerundio aquí no concuerda con el original hebreo, y da un sentido erróneo<br />

en la Versión Española. Nota del Trad.). Se refiere a la ciudad, para que pueda estar en pie. en el día de Jehová—En el<br />

día de batalla que Dios hace contra Israel por sus pecados, no tratáis de detener la venganza de Dios por la oración y<br />

por llevar la nación al arrepentimiento. 6. hacen esperar, etc.—más bien, “ellos esperaban” confirmar su palabra, por<br />

el acontecimiento correspondiente a su profecía. El original hebreo exige esto. [Havernick.] También la cláusula<br />

paralela, “vieron vanidad”, da a entender que ellos creían sus propias mentiras (2 Tesalonicenses 2:11). La revelación<br />

subjetiva es falsa, a menos que se apoye en la objetiva. 8. he aquí yo contra vosotros—más bien, se entiende, “Yo<br />

vengo contra vosotros”, para castigar vuestra malvada profanación de mi nombre (véase Apocalipsis 2:5, 16). 9. mi<br />

mano—mi poder en venganza. no … en la congregación—más bien, el concilio; “ellos no ocuparán el honorable<br />

puesto de consejeros en el senado de ancianos después del regreso de Babilonia” (Esdras 2:1, 2). ni serán escritos en el<br />

libro … de Israel—Ni aún tendrán lugar en el registro que se guardaba de todos los nombres de los ciudadanos; serán

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