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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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109<br />

luego, por el uso predominante del lino, inculcar en la mente de Aarón y sus hijos el deber de mantener una justicia<br />

inmaculada en su carácter personal. 10–12. tomó Moisés el aceite de la unción, etc.—el que estaba designado para<br />

sugerir que las personas que actuaban como guías en los servicios solemnes del culto, deberían tener la unción del Ser<br />

Santo tanto en sus dones como en sus gracias. 14–17. hizo llegar el becerro de la expiación, etc.—Una expresión<br />

oportuna de su sentido de indignidad, una confesión pública y solemne de sus pecados personales, y la transferencia<br />

de su culpa a la víctima típica. 18–21. hizo llegar el carnero del holocausto, etc.—como señal de su total dedicación al<br />

servicio de Dios. 22–30. hizo llegar el otro carnero, etc.—Después que la ofrenda por el pecado y la ofrenda quemada<br />

habían sido presentadas, ésta era su ofrenda de paces, por la cual ellos declaraban el placer que sentían al entrar al<br />

servicio de Dios y al llegar a una íntima comunión con él como ministros de su santuario, junto con su seguridad<br />

confiada en la ayuda de él en todos sus deberes sagrados. 33. De la puerta del tabernáculo del testimonio no<br />

saldréis, etc.—Después de todas las ceremonias preliminares, todavía tenían que estar sometidos a prueba de una<br />

semana en el atrio del tabernáculo, antes de recibir permiso para entrar al sagrado deificio. Durante todo aquel<br />

período, se observaban los mismos ritos de sacrificio como en el primer día, y estaban expresamente advertidos de<br />

que la más pequeña violación de alguna de las observancias señaladas llevaría a la segura pérdida de sus vidas.<br />

CAPITULO 9<br />

Vers. 1–24. <strong>LA</strong> ENTRADA <strong>DE</strong> LOS SACERDOTES A SU OFICIO. 1, 2. Moisés llamó … Toma de la vacada un<br />

becerro para expiación—Las órdenes sobre estas cosas sagradas seguían llegando a Moisés, siendo extraordinarias las<br />

circunstancias. Pero él sólo era al medio de comunicar la voluntad divina a los sacerdotes recién constituídos. El<br />

primero de sus actos oficiales fué el sacrificio de otra ofrenda propiciatoria para expiar los defectos de los servicios<br />

inaugurales; y sin embargo, aquel sacrificio no consistió en un buey, sacrificio establecido por al guna transgresión<br />

particular; sino en un becerro, tal vez, no sin una referencia significativba al pecado de Aarón en lo del becerro de oro.<br />

Luego siguió la ofrenda quemada, expresiva de la devoción completa y voluntaria de sus personas al servicio divino.<br />

Habiendo hecho esto los sacerdotes recién consagrados a favor de sí mismos, fueron invitados a ofrecer una ofrenda<br />

de expiación y ofrenda quemada a favor del pueblo; terminándose el ceremonial con una ofrenda de las paces, que era<br />

una fiesta sagrada. El mandato (v. 7) “haz la reconciliación por ti y por el pueblo” (la Septuaginta dice “por tu familia”)<br />

al comienzo de su funciones sagradas, proporciona una evidencia notable del origen divino del sistema judaico de<br />

culto. En todas las formas falsas y corrompidas [PAG. 100] de la religión, siempre ha sido el plan deliberado el de<br />

inspirar al pueblo con una idea de la santidad del sacerdocio, en asunto de pureza y favor con la divinidad, como muy<br />

por encima del nivel de otros hombres. Pero entre los hebreos los sacerdotes eran obligados a ofrecer por la expiación<br />

de sus propios pecados así como por la del más humilde del pueblo. Esta imperfección del sacerdocio aarónico, sin<br />

embargo, no se extiende haste la dispensación evangélica; porque nuestro gran Sumo Sacerdote, quien por nosotros<br />

entró al “verdadero tabernáculo”, “no conoció pecado” (Hebreos 10:10, 11). 8. llegóse Aarón al altar, y degolló su<br />

becerro de la expiación que era por él—Sea que estuviera ordenado la primera vez, o que fuese inevitable por no<br />

haber estado completamente arregladas todavía las divisiones de trabajo entre los sacerdotes, parece que Aarón,<br />

ayudado por sus hijos, mató con sus propias manos a la víctima como también actuó en todo el ritual prescrito junto<br />

al altar. 17–21. asimismo el presente … meciólos Aarón por ofrenda agitada—Es de notarse que no hay mención de<br />

éstos en las ofrendas que hicieron los sacerdotes a favor de sí mismas. Ellos no podían llevar sus propios pecados; y<br />

por lo tanto, en vez de comer alguna parte de sus propias ofrendas por el pecado, como tenían libertad de hacerlo en<br />

el caso de las ofrendas de otros, tuvieron que llevar los cuerpos enteros “fuera del campamento y quemarlos coa<br />

fuego.” 22. alzó Aarón sus manos hacia el pueblo, y bendíjolos—El pronunciar una bendición a favor del pueblo<br />

reunido en el atrio era una parte necesaria del deber del sumo sacerdote, y se describe la fórmula según la cual fué<br />

dada la bendición (Números 6:23–27). descendió de hacer la expiación—El altar estaba elevado por encima del nivel<br />

del suelo, la subida era por un leve declive (Exodo 20:26). 23. entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo—Moisés,<br />

según las instrucciones divinas que había recibido, acompañó a Aarón y sus hijos para iniciarlos en sus deberes<br />

sagrados. Sus ocupaciones anteriores los habían detenido junto al altar, y ahora ellos entraron juntos al sagrado<br />

edificio para llevar la sangre de las ofrendas dentro del santuario. la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo—<br />

tal vez en un resplandor glorioso encima del tabernáculo como una señal nueva de la aceptación divina del sitio de su<br />

adoración recien establecido. 24. salió fuego de delante de Jehová—Una llama, emanando de aquella luz<br />

resplandeciente que llenaba el lugar santo, relampagueó sobre el altar de bronce y encendió los sacrificios. Este fuego<br />

milagroso, para cuya bajada había sido preparado el pueblo, y que los sacerdotes estaban advertidos de que nunca lo<br />

dejasen apagarse (cap. 6:13), fué señal, no sólo de la aceptación de las ofrendas y del establecimiento de la autoridad<br />

de Aarón, sino de la residencia real de Dios en su morada elegida. El momento en que fué visto el espectáculo

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