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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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436<br />

y finalmente, aun vender a sus hijos como esclavos para conseguir los medios de vida. La condición de los habitantes<br />

más pobres fué de veras deplorable; porque, además de las cosechas deficientes causadas por las grandes lluvias<br />

(Esdras 10:9; también Hageo 1:6–11), ahora había la amenaza de escasez debido a que el enemigo tenía tal multitud<br />

encerrada en la ciudad, e impedía que los campesinos trajesen provisiones.<br />

6–19. SE REPREN<strong>DE</strong> A LOS USUREROS. 6. Y enojéme en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras.—<br />

Cuando semejantes desórdenes llegaron al conocimiento del gobernador, se despertó su indignación justa contra los<br />

perpetradores del mal, y habiendo convocado a una asamblea pública, con justa severidad condenó su conducta<br />

haciendo contraste entre la conducta de ellos y la de él, en que él con su dinero redimió a algunos de los desterrados<br />

judíos, que, por deuda u otra manera, habían perdido su propiedad personal en Babilonia. Instó a los acreedores ricos<br />

no sólo a que abandonaran su sistema ilegal y tiránico de usura, sino [PAG. 373] que restaurasen los campos y<br />

viñedos de los pobres, de modo que se pusiese remedio a un mal, la introducción del cual había conducido a mucho<br />

desorden actual, y cuya continuación inevitablemente sería ruinosa para la colonia recién restaurada, por violar los<br />

principios fundamentales de la constitución hebrea. La amonestación fué eficaz. La conciencia de los opresores<br />

usureros no pudo resistir la petición tan poderosa y conmovedora, y con emociones confundidas con la vergüenza, la<br />

contrición y el temor, ellos con una sola voz expresaron su disposición de cumplir las recomendaciones del<br />

gobernador. Terminaron las transacciones del día obligándose por juramento solemne, administrado por los<br />

sacerdotes, de que redimirían su promesa, y el gobernador, por el gesto solemne y significante de sacudir la punta de<br />

su vestido, invocaba maldición sobre los que violasen la promesa. El historiador se cuidó de afirmar que el pueblo<br />

cumplió según esta promesa. 14. desde el día que me mandó el rey … ni yo ni mis hermanos comimos el pan del<br />

gobernador.—Tenemos la comprobación tanto de la opulencia como del desinterés personal de Nehemías. Como él se<br />

negaba, por motivos de conciencia, a aceptar los emolumentos legales inherentes a su gobierno, y todavía mantuvo<br />

durante doce años una hospitalidad principesca, es evidente que su puesto de copero en la corte de Susán ha de haber<br />

sido muy lucrativo. 15. los primeros gobernadores … tomaron por el pan y por el vino sobre cuarenta siclos de<br />

plata—Las rentas de los gobernadores orientales se pagan una parte en productos agrícolas y una parte en dinero.<br />

“Pan” quiere decir todas clases de provisiones. Los cuarenta siclos de plata equivaldrían a un salario de 1.800 libras<br />

esterlinas anuales. 17. Además ciento y cincuenta hombres de los judíos … estaban a mi mesa—En el oriente<br />

siempre ha sido la costumbre calcular los gastos de un rey o un grande, no por la suma de dinero desembolsado, sino<br />

por la cantidad de provisiones consumidas (véase 1 Reyes 4:22; 18:19; Ecclesiastés 5:11).<br />

CAPITULO 6<br />

Vers. 1–19. SANBAL<strong>LA</strong>T HACE TENTATIVAS INSIDIOSAS CONTRA NEHEMIAS. 2. Sanballat y Gesem<br />

enviaron a decirme—Los dirigentes samaritanos, convencidos de que no podían vencer a Nehemías con armas,<br />

resolvieron ganar una ventaja sobre él por engaño y estratagema. Con esto en vista, bajo pretexto de terminar sus<br />

diferencias de una manera amigable, lo invitaron a una conferencia. El lugar de la reunión se fijó “en alguna de las<br />

aldeas en el campo de Ono”. “En las aldeas”, es en hebreo “en Ceferim”, o Cefira, nombre de una aldea en el territorio<br />

de Benjamín (Josué 9:17; 18:26). Nehemías, sin embargo, temeroso de algún mal tramado, prudentemente rechazó la<br />

invitación, y, aunque fué repetida cuatro veces, su contestación uniforme fué que su presencia era indispensable en<br />

tan grande obra que estaba haciendo. Esta fué una de las razones, aunque no la única. El motivo principal de su<br />

negación fué que su captura o muerte en manos de ellos seguramente pondría fin a más progreso de las fortificaciones<br />

5–9. Envió entonces Sanballat a mí su criado … por quinta vez, con una carta abierta en su mano—En Asia<br />

occidental, las cartas, después de ser enrolladas como un mapa, son aplanadas a la anchura de una pulgada, y en vez<br />

de ser selladas, son engomadas en los cabos. En Asia oriental, los persas forman sus cartas en rollos como de seis<br />

pulgadas de largo, y un pedazo de papel es fijado alrededor con goma, y selladas con la impresión de tinta. Las cartas<br />

eran, y todavía son, enviadas a personas de distinción en una bolsa o cartera, y aun para personas de iguales<br />

condiciones son cerradas, siendo hecha una atadura con cinta colorada. Pero para gente inferior, o para personas<br />

tratadas con desprecio, las cartas se enviaban abiertas, es decir, no encerradas en bolsas. Nehemías, acostumbrado al<br />

ceremonial puntilloso de la corte persa, en seguida notaría la falta de la formalidad usual, y sabría que se hacía así por<br />

falta de respeto. El tenor de la carta fué igualmente insolente. Fué a este efecto: Que las fortalezas en que él estaba tan<br />

ocupado, tenían por objeto afianzar su posición en vista de la rebelión que se meditaba; que él había adjustado<br />

profetas que incitaran al pueblo a entrar en un complot, y apoyar su pretensión a ser su rey nativo, y que para poner<br />

fin a semejantes rumores, se le pedía encarecidamente concurrir a la tan deseada conferencia. Firme en la convicción<br />

de su propia integridad, y penetrando en el propósito de este artificio necio, Nehemías contestó que no había tales<br />

rumores; que la idea de una revuelta y la contratación de damagogos alquilados eran cuentos de la invención del

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