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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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115<br />

aquellos que estaban sufriendo las formas no contagiosas de la enfermedad, sobre las costumbres y los reglamentos de<br />

países orientales de hoy día, donde todo los leprosos son proscritos indistintamente, y son evitados como no aptos<br />

para el trato libre con sus semejantes. 40, 41. calvo … calvo por delante—La caída del pelo es otro síntoma que crea<br />

una sospecha de la lepra, cuando la calvicie empieza en la parte trasera de la cabeza. Pero en sí no era señal decisiva<br />

excepto cuando era tomada la calvicie junto con otras señales; “llaga blanca rojiza”; y los hebreos como otros<br />

orientales estaban acostumbrados a distinguir entre la calvicie de la frente, que podría ser natural, y aquella calvicie<br />

que podría ser la consecuencia de una enfermedad. 45. el leproso en quien hubiere llaga, sus vestidos serán<br />

deshechos, etc. La persona declarada afectada por la lepra, en seguida exhibía todas las señales de estar [PAG. 105]<br />

sufriendo de una calamidad terrible. Rasgar la ropa y descubrir la cabeza eran señales comunes de luto. En cuanto a la<br />

palabra “embozado”, esto puede ser llevar bigotes, porque los hebreos se afeitaban el labio superior (Calmet), o<br />

sencillamente taparse la boca con la mano. Todas estas señales externas de pesar tenían como propósito, además de su<br />

propio grito de “¡inmundo!” el de proclamar que la persona era leprosa, y todos debían evitar su compañía. 46.<br />

habitará solo, fuera del real—en un lazareto solo, o asociado con otros leprosos (2 Reyes 7:3, 8). 47–59. en el vestido<br />

hubiere plaga de lepra—Es bien sabido que las enfermedades infecciosas como la escarlatina, el sarampión, etc., son<br />

embebidas latentemente y llevadas en la ropa. Pero el lenguaje de este pasaje indica claramente una enfermedad a la<br />

cual la misma ropa estaba sujeta, y que era seguida por efectos en la ropa análogos a los que la lepra maligna produce<br />

en el cuerpo humano, porque reglamentos similares fueron hechos para la inspección rígida de prendas de vestir<br />

sospechosas, por un sacerdote, como para la revisión de una persona leprosa. Desde hace tiempo se conjetura, y hace<br />

poco se ha comprobado por el uso de un lente, que la condición leprosa de los cerdos es producida por miríadas de<br />

insectos diminutos engendrados en su piel; y considerándose toda lepra como de la misma naturaleza, se piensa que<br />

esto da razón suficiente para la orden de la ley mosaica, de que fuese destruída la ropa, en la cual la enfermedad,<br />

después de una observación cuidadosa, fuera manifestada. La ropa se ve algunas veces contaminada por esta<br />

enfermedad en las Antillas y partes meridionales de América (Whitlaw’s Code of Health), y puede suponerse que como<br />

los hebreos estaban viviendo en el desierto, donde no tenían las comodidades para cambiarse y lavarse<br />

frecuentemente, la ropa que llevaban y las esteras de cuero sobre las cuales se acostaban, fácilmente podrían criar<br />

micro‐organismos infecciosos, que, alojados en estos artículos, imperceptlblemente los roerían, dejando manchas<br />

semejantes a las descritas por Moisés. Es bien sabido que la lana de ovejas que mueren de enfermedad, si no ha sido<br />

esquilada del animal todavía vivo, como también los cueros, si no son completamente preparados y estregados, están<br />

propensos a los efectos descritos en este pasaje. Las manchas se dice que son como de color verdoso o rojizo, según, tal<br />

vez, el color o la naturaleza de los ingredientes usados en la preparación de ellos; porque los ácidos convierten los<br />

azules vegetales en rojo, y los álcalis los cambian en verde. (Brown.) Parece, entonces, que la lepra, aunque a veces fué<br />

infligida, como un juicio milagroso (Números 12:10; 2 Reyes 5:27), era una enfermedad natural, que todavía se conoce<br />

en países orientales; mientras que las reglas recomendadas por el legislador hebreo para distinguir el verdadero<br />

carácter y las variedades de la enfermedad, y que son muy superiores al método del tratamiento ahora seguido en los<br />

mismos países, ahora manifiesta la sabiduría divina por la cual él era guiado. Sin duda el origen de la enfermedad se<br />

debe a ciertas causas latentes en la naturaleza; y tal vez un conocimiento más perfecto de la arqueología de Egipto y<br />

de la historia natural de los países vecinos, podrá confirmar la opinión de que la lepra proviene de insectos nocivos o<br />

de una fermentación pútrida. Pero sea cual sea el origen o causa de la enfermedad, las leyes dictadas acerca de ella<br />

por autoridad divina, mientras que señalaban en primera instancla fines sanitarios, fueron proyectadas al mismo<br />

tiempo, por estimular el cuidado contra la impureza ceremonial, y para crear un espíritu de temor reverencial y<br />

piedad interior.<br />

CAPITULO 14<br />

Vers. 1–57. RITOS Y SACRIFICIOS EN <strong>LA</strong> PURIFICACION <strong>DE</strong>L LEPROSO. 2. la ley del leproso cuando se<br />

limpiare—Aunque bien convalesciente, no se le permitía al leproso volver a la sociedad inmediatamente y a su plena<br />

libertad. El carácter maligno de su enfermedad hacía necesarias las mayores precauciones para su reincorporación a la<br />

sociedad. Uno de los sacerdotes más expertos en el diagnóstico de la enfermedad (Grocio) era comisionado para<br />

atender a tales desterrados; el leproso restaurado se presentaba ante tal oficial, y cuando, después de un examen le era<br />

dado un certificado de salud, se llevaban a cabo, fuera del campamento, las ceremonias aquí detalladas. 4. dos<br />

avecillas—literalmente, “gorriones”. La Septuaginta, sin embargo, traduce “aves pequeñas”; y es evidente que debe<br />

considerarse en este sentido genérico por estar especificadas ellas como “limpias”, una condición que habría sido del<br />

tods superflua con referencia a los gorriones. En todas las ofrendas descritas en la ley, Moisés ordenó sólo aves<br />

comunes y accesibles; y por esto podemos suponer que aquí señala aves como gorriones y palomas, porque en el<br />

desierto habria sido difícil procurar vivas las aves silvestres. palo de cedro, y grana e hisopo—El cedro aquí indicado

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